La vergonzosa respuesta de la presidenta Dina Boluarte ante la denuncia de su incremento patrimonial, relacionado al caso Rolex, deja al descubierto una lamentable falta de transparencia por parte de la máxima autoridad del país. Es inaceptable que la presidente, en lugar de ofrecer una explicación clara y coherente, caiga en contradicciones y evasivas.
Resulta sorprendente que Boluarte pretenda justificar la posesión de un Rolex como un simple “préstamo” de un amigo, en este caso, Wilfredo Oscorima, gobernador regional de Ayacucho. ¿Fue acaso para favorecerlo con la asignación de presupuesto? ¿Por qué tardó tanto en hacer esta declaración? ¿Estaba acaso buscando desesperadamente una coartada?
La reciente revelación sobre la caja de la pulsera de 13 mil dólares, negada y omitida en su mensaje a la Nación, confirma una vez más la falta de transparencia con la que la presidente trata este caso. Se ha demostrado que esta también fue adquirida por Oscorima.
El respaldo del Congreso al gabinete Adrianzen no equivale a una legitimación de Boluarte, sino más bien a un intento de mantener la gobernabilidad del país en medio de este escándalo. Sin embargo, con la revelación de nueva información día tras día, no se descarta la posibilidad de una tercera moción de vacancia, que esta vez podría resultar en la destitución de Boluarte.
La confianza de la ciudadanía se ha visto gravemente afectada por estos hechos, y solo una investigación completa y una gestión transparente podrán comenzar a restaurarla.