Está prohibido usar la guerra para resolver problemas entre seres humanos. Cada Estado e integrantes, estamos comprometidos a emplear medios pacíficos para solucionar diferencias. Pero el Derecho Internacional norma sobre violencia políticamente organizada llamada “conflicto armado”. Guerra global, dos años. La hegemonía anglosajona creó un mundo unido bajo la globalización, y su primera guerra inició el 2022. Bouthoul (polemología) señaló enfrentamientos que pueden escalar desde disputa interior en un país al ámbito internacional, como al revés.
Resumamos primera guerra global (Ver Correo 21.02.23 “Un año en guerra global”). El principal teatro de operaciones militares es Ucrania. Voluntarios o mercenarios de Colombia a India, EE.UU logró expandir OTAN y Rusia, combinando poder militar más pedido de habitantes. Presencia en Crimea, Donetsk Lugansk, Jersón y Zaporiyia. Otros escenarios. Uno, rutas disputadas: Mar Negro, Mediterráneo oriental, Mar Rojo y Océano Indico, aliados estadounidenses y británicos enfrentan Hutíes (aliados de Hamas e Irán). Dos, tecnologías: chips, problemas de producción (Taiwán, Corea del Sur, China, Japón, EE.UU). Tres: producción y precios de fertilizantes, semillas, soja, cereales, frutas, carnes,…, afectando desde cantidad de área cultivable a nutrición de miles de millones de personas. Último, por ahora, escalando de interno a acciones globales, es Palestina: ofensiva de Hamas, terrorista y demencial, reacción israelí. Lecciones, alianzas (Ucrania recibió 154,000 millones dólares EE.UU-UE -New York Times 14.12.23-, dos veces reservas peruanas obtenidas en veinte años), líneas de importación-exportación regionales, impulsar producción e innovación tecnológica, poder militar acorde a compromisos, riesgos y aspiraciones, India crece sostenidamente, calidad educativa. Si quieres la paz estudia la guerra.
A lo largo de la historia económica del mundo, no cabe duda de que adoptar ideas y acciones en materia de políticas públicas que se centran en la libertad ha dado resultado, reduciendo la pobreza y mejorando el bienestar general. Naturalmente, existen condiciones básicas para que los beneficios de las libertades individuales y colectivas se traduzcan en un mejor ambiente de negocios, y mayores oportunidades para las familias. Algunas de esas condiciones estarían agrupadas en lo que conocemos como “Reglas de Juego” o “Estado de Derecho”. Según el último informe “Índice de Libertad Económica”, elaborado por el Heritage Foundation, que mide las políticas y condiciones económicas de 184 países del mundo, midiendo doce indicadores agrupados en cuatro pilares, evidencia que, en promedio, el pilar de “Estado de Derecho” tiene las puntuaciones más bajas a nivel global, lo que reflejaría la corrupción sistémica que existe en las instituciones gubernamentales de muchos países. Dicho pilar contiene tres indicadores: i) Derechos de Propiedad; ii) Eficiencia Judicial; e iii) Integridad del Gobierno. En lo que respecta al Perú, tales indicadores son en los que peor estamos, con menos de 50 puntos sobre 100. Particularmente, en el indicador de Integridad del Gobierno, apenas alcanzamos una puntuación de 36.3. Así, la debilidad de nuestras instituciones, sazonada con indicios y hechos de corrupción, la inestabilidad política y jurídica, y los signos de autarquía que caracterizan a los gobiernos subnacionales, generan un ambiente de incertidumbre que golpea fuertemente la economía y limita los esfuerzos por reactivarla. De acuerdo con los resultados del Índice, somos considerados un país “moderadamente libre”; pero, si no tomamos conciencia de lo que está en juego por darle la espalda a las ideas de la libertad, por seguir comulgando con la corrupción en perjuicio de los que más necesitan de servicios básicos de calidad, podríamos convertirnos en un país no libre, o peor aún, reprimido, al lado de países como Bolivia o Venezuela.