Un estudio muestral mexicano sobre la valoración que hacen alumnos de secundaria sobre sus profesores exitosos da luces sobre el denominado “perfil del buen docente” que vale la pena tomar en cuenta a la hora de contratar y evaluar docentes (Representaciones sociales de estudiantes de secundaria sobre docentes exitosos; Inés Lozano-Andrade, Universidad de Guadalajara, México, Revista de Educación y Desarrollo, 39. Octubre-diciembre de 2016).

Algunos hallazgos reiteran lo hallado en estudios similares, como la valoración del dominio de la disciplina a enseñar y la capacidad de organizar bien su clase. Pero aparecen otros que aluden a aspectos actitudinales que tienen que ver con la empatía, tolerancia, respeto y entusiasmo por el trabajo que se enfocan más en el vínculo de los profesores con los alumnos. A los estudiantes les gusta sentirse conocidos, queridos, acogidos, entendidos, y los profesores que lo hacen son vistos con mucha simpatía. De paso, ello derriba las resistencias a trabajar en el aula y más bien se convierte en una motivación favorable hacia el aprendizaje.

La pregunta que se hacen los analistas que detectan estas cosas es por qué esto no está presente en la formación inicial y continua de los docentes, que usualmente se centra en la enseñanza de las áreas curriculares en abstracto, sin considerar el clima del aula y los vínculos de los profesores con los alumnos que hacen posible los logros del aprendizaje. Así mismo, por qué no está presente en los discursos de los funcionarios, que pueden orientar a los padres a prestarle atención a estos aspectos. 

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