Perú es el octavo país con más infectados en el mundo. Antes elogiado como el primero en la región en tomar medidas y disponer la ayuda social hoy es el más criticado por su manejo y los inocultables malos resultados. Martín Vizcarra se refugia en el subregistro que es simple maquillaje estadístico. Expertos reunidos por egresados del Instituto de Gobierno de la USMP analizaron este martes la realidad y las respuestas. Y llegaron a conclusiones evidentes. La informalidad no se atendió adecuadamente y hoy está fuera de control poniendo en peligro a miles de peruanos ante el dilema salud o hambre. Mientras pugnan por trabajar el gobierno desatiende sus urgencias y los reprime cuando debería organizarlos para su subsistencia habida cuenta que los bonos no les han llegado, un misterio que pronto se convertirá en investigación por corrupción.
¿Qué pasó? Un error descomunal y fatídico fue la decisión de comprar pruebas rápidas que dan resultados inciertos en lugar de pruebas moleculares que son seguras. Aplicar moleculares a todos los peruanos hubiera sido caro pero con buen resultado como se hizo en otros países. Aquí se ha gastado mucho y las cifras son terribles. Las moleculares hubieran evitado los falsos negativos que han continuado contagiando hasta llevarnos a la presente situación inmanejable.
La falsedad está al descubierto. No hay meseta, lo que hay es un genocidio del pueblo sin dinero para atenderse, el que muere diariamente por centenas en los hospitales públicos o en sus hogares y sin atención. Ya estamos en el puesto 14 de fallecidos en el mundo y el gobierno no rectifica, no escucha a los expertos ni acepta críticas. Dice que somos el país que hace más pruebas pero las cifras están ahí y miden su arrogancia. Mientras afirman que todo está bien pronto tendremos más de 20 mil muertos. ¿Quién responderá por ellos?