Comenzó la cuenta regresiva. Faltan 273 días para que más de 24 millones de peruanos acudan a las urnas para elegir al nuevo presidente de la República y 130 integrantes del Congreso de la República. Comicios sui generis por la coyuntura política que vive el país y la pandemia que golpea duramente a todos, donde la mayoría sobrevive con su lucha diaria, además de desnudar las miserias del sistema sanitario producto de tanta corrupción.

Estas elecciones, 11 de abril del 2021, se dan en un año cuando se celebra (si podemos llamarla así) el Bicentenario de la Independencia, esperando novedades para alcanzar la transformación y cambio como país, con menos desigualdad e injusticias que a lo largo de la historia se repitieron, frustrando el desarrollo y progreso.

Si la mayoría pensó que el actual parlamento sería mejor que el disuelto el 30 de setiembre del 2019, los pocos días de estar en ejercicio demostró que el remedio resultó peor que la enfermedad, con personajes impresentables y que destruyeron la reducida simpatía que tenía la política nacional.

La gente hoy está más preocupada en conseguir recursos para superar la crisis y, es posible, no prestará la debida atención sobre los próximos candidatos que aspiran alcanzar una de las curules, donde urge un voto milagroso (consciente) para excluir a fanfarrones, hipócritas, mentirosos y oportunistas, que, en su mayoría, integran el actual Congreso decepcionante y cada día que pasa incurren en error tras error por un populismo barato e incoherente.

En estos días que faltan para acudir a las urnas hay que descubrir y denunciar a los lobos disfrazados de oveja, tarea difícil pero no imposible, esperando que esta crisis nos ayude a reflexionar.