La miopía, mezquindad o rapacidad de la mayoría de congresistas nos ayudará a entender cómo ha sido posible que la educación en nuestro país se maneje con tanta irresponsabilidad. Para muestra un boton, 101 parlamentarios aprobaron un proyecto de ley que repone a 14 mil docentes cesados en el 2014 por no haber aprobado exámenes o no haberse presentado a las evaluaciones correspondientes. Esta medida ha desatado una serie de preocupaciones legítimas de los ciudadanos. Es que, con ello, se pierde la batalla perdida por la meritocracia en el Perú.

No en vano, el 91% de peruanos -según la última encuesta de Ipsos- estima que se debe nombrar a los profesores que hayan aprobado los exámenes correspondientes. Solo el 7% cree que se les debe nombrar así hayan salido “jaados”.

Un Congreso que le da la espaldas a la calidad de la educación en el país e impone un proyecto legal que pone en el sistema a maestros sin capacidad ni preparación, solo atenta contra el futuro de nuestros escolares.

A estas alturas, todo indica que la prioridad absoluta de los congresistas no solo es defender sus bolsillos sino demostrar que tienen poder para hacer lo que le da la gana, con el contrapunto de un elocuente silencio del Ejecutivo.

La meritocracia no deberíamos darla por perdida. La idea de que los maestros sean evaluados y seleccionados en función de su capacidad y preparación es esencial para garantizar que nuestros niños reciban la mejor educación posible.

Es importante recordar que un país se desarrolla en función de la calidad de su educación. Si permitimos que maestros sin las habilidades adecuadas ocupen puestos en nuestras aulas, estamos socavando el potencial de nuestros niños y jóvenes.