¿Quo vadis, Perú?
¿Quo vadis, Perú?

Según el diario caraqueño "El Nacional", el GRULA (Grupo Latinoamericano y del Caribe), reunido en las NN.UU., en el Consejo de Derechos Humanos, en la ciudad de Ginebra, expresó su apoyo al Estado venezolano en la búsqueda del diálogo y paz, a propósito de los hechos de violencia registrados en el país en el mes de febrero y en lo que va de marzo. El respaldo fue manifestado a la fiscal general de Venezuela, Luisa Ortega Díaz. Según la misma información, estuvieron presentes y otorgaron el voto de apoyo Brasil, Paraguay, México, Ecuador, Chile, Cuba, Costa Rica, Honduras, Argentina, Bolivia, Uruguay y el Perú.

Si esta información se confirma como cierta, la Cancillería peruana deberá aclarar cómo fue la votación de nuestro representante en dicha oportunidad, y especialmente si nuestro país respalda las violaciones a los derechos humanos elementales que se vienen produciendo en Venezuela, que para muestra tenemos hasta el momento 28 muertes, 524 heridos y más de 1400 detenidos (al menos hasta donde es nuestro conocimiento), y en estos momentos patrullas militares están ingresando en los hogares para detener a los "presuntos" responsables, mientras que paramilitares llamados "colectivos" chavistas golpean y disparan contra la población, especialmente contra jóvenes demócratas.

La defensora del Pueblo venezolana ha respaldado la tortura como institución y Maduro ha saludado la acción de esos "colectivos" armados. La OEA ha sido bloqueada por Maduro, quien de paso insultó al presidente panameño sin que ninguno de sus colegas latinoamericanos dijera nada.

Ahora la Unasur ha aprobado una resolución sumisa al gobierno caraqueño, y había que ver solamente la cara de alegría del canciller venezolano al final de la reunión. Entonces nos preguntamos: ¿cuál es la posición de nuestro Gobierno? Y decimos claramente Gobierno, pues conocemos que la absoluta mayoría de peruanos apoyamos la restauración de la democracia en Venezuela. ¿Quo vadis, Perú? (¿Adónde vamos?). Nosotros somos un país democrático, no pertenecemos a la égida cubana ni queremos ser sus satélites. Tampoco lo quieren ser los venezolanos, que claman por apoyo de los otros latinoamericanos. ¿Existe un divorcio entre lo que somos y nuestra política exterior? Haría muy bien el Gobierno en aclararnos la figura.