Alexéi Navalny, de 44 años de edad, convertido en el mayor político de oposición al gobierno de Vladimir Putin, y que estuvo al borde de la muerte por un perpetrado acto de envenenamiento, y que luego de salvar la vida por los esfuerzos de los médicos de Alemania, gracias a la reacción internacional, una vez restablecido decidió volver a Rusia y apenas llegó a su país fue inmediatamente detenido en un acto que realmente estaba cantado de que así sería, aunque Navalny en actitud desafiante, no lo creyera. Todos los señalamientos dentro y fuera del país apuntan al gobierno de Putin, que buscando silenciarlo -ha sido condenado a 3 años de prisión efectiva- en realidad está creando una atmósfera de animadversión social en su contra, dentro y fuera del país. Por lo pronto, Estados Unidos estrenándose en el frente internacional moscovita, ha llamado la atención en una clara posición del gobierno de Joe Biden sobre el régimen de Putin, que rápidamente la ha calificado de grosera pues la Casa Blanca hasta se ha quejado por las detenciones masivas -más de 3000 en los últimos días-, que están presentando al gobernante y a su régimen como extraordinariamente represivos. Para nadie es un secreto que al presidente ruso no le ha gustado nada la actuación de Navalny con brillo propio, y lo que más quisiera seguramente es sacarlo del tablero político ruso lo que, a luz de los recientes acontecimientos, parece que será al revés. El joven político se está convirtiendo en el símbolo de la resistencia de un sector importante de ciudadanos que exigen respeto por los derechos humanos y desde luego, de los derechos políticos en un país que parece negarlos, pero también por la situación económica considerada muy crítica. Frente a este escenario de respuesta gubernamental fundada en la represión como el signo dominante, ya están apareciendo otros jóvenes con perfiles e intenciones como las llevadas adelante por Navalny, y por ello siguen adelante las protestas diseminadas en diversas ciudades del país. Putin tendrá que valorar el tamaño de los recientes sucesos en un país donde pierde cada vez más apoyo social y que, en adición por la pandemia, todo sigue sumando en su contra.