La Municipalidad de Lima, junto con la de La Victoria, y con el apoyo de los ministerios de Interior y Producción, parecen haberse tomado en serio el problema de los ambulantes que se mantienen en los alrededores de La Parada, a los que tienen previsto reubicar en el terreno conocido como Tierra Prometida, en Santa Anita, a pesar de la oposición de alcalde de este distrito, quien en las últimas horas incluso fue arrestado por salir a protestar contra el traslado.
Lo que sucede en La Parada es un problema que nadie ha logrado solucionar en su totalidad. Todos hasta el momento han sido intentos fallidos. Recordemos que en 1968 el prefecto de Lima, el entonces coronel velasquista José Graham, creyó que en pocos días podría poner orden en la zona, pero fracasó. Treinta años después el alcalde de Lima, Alberto Andrade, logró recuperar la avenida Aviación, algo que yo cubrí como reportero, pero el caos, la informalidad y la suciedad, continuaron.
En 2012 la alcaldesa Susana Villarán, luego de una descomunal batalla campal con muertos y heridos, pudo sacar el Mercado Mayorista de la zona con la idea de hacer allí un parque. Pero el desmadre nunca se fue de ese sector ubicado en el límite de Lima con La Victoria, pues las calles aledañas fueron tomadas por informales que han impedido recuperar ese punto que es una de las peores caras que puede mostrar la capital del país.
Ahora se busca trasladar a casi dos mil 800 informales que hoy se encuentran en los alrededores de La Parada, a Tierra Prometida, que se ubica a un costado del Gran Mercado Mayorista de Lima, en Santa Anita. Ayer el alcalde de Lima, Jorge Muñoz, ha dicho que en sus 50 mil metros cuadrados se habilitarán las instalaciones necesarias para recibir a los comerciantes, lo que se daría en aproximadamente un mes.
Luego de tantos fracasos en los últimos 50 años, cabría preguntarse si con este traslado de ambulantes a Santa Anita se dará por fin una solución definitiva a ese foco de tantos males (informalidad, delincuencia, vicios, prostitución, contaminación y caos vehicular, por citar algunos), que es toda la zona colindante a La Parada, que por décadas se mantiene como símbolo de todo lo que nos falta para ser, de verdad, un país civilizado.