Para que una sociedad crezca en ruta al desarrollo sostenido, es imprescindible un sistema judicial que proteja tanto el crecimiento de las actividades productivas, como el proyecto de vida de cada persona, y tener la certeza jurídica de que nuestra convivencia es para mejor, mientras que quien viola la ley será sancionado prontamente.

Poco sirve esforzarse en estudiar, trabajar y crear riqueza, si vivimos expuestos ante delincuentes, con un sistema de justicia que poco nos protege y con fiscales enfrascados por décadas en procesos judiciales que no llevan a nada; además de jueces castigando a policías que capturan a delincuentes; criminales liberados a pesar de haber sido detenidos en flagrancia, alcaldesas que confiesan delitos hace casi diez años sin sanción; autoridades y emprendedores amenazados; corruptas empresas transnacionales que se van con más dinero; empresarios truchos sin castigo; y golpistas que dan conferencias o se inscriben en partidos político.

El ciudadano carece de certeza jurídica y de sensación de seguridad, pues ¿si pasa algo a nuestros seres queridos, cuánto tiempo demorarán y en qué condiciones seremos asistidos por personal de salud? ¿Los policías tendrán equipos y, sin temor a ser sancionados, actuarán rápidamente protegiendo a mis seres queridos o a mí? ¿Los integrantes del sistema judicial trabajaran sin descanso para que la ley me proteja y sancionar al malhechor? Son preguntas que llevamos en nuestros temores. La respuesta es implementar cambios transversales, promoviendo trabajo conjunto (sectores, instituciones, sociedad). Urgen ideas, decisiones, presupuesto y normas para la acción integral; o de nada servirá tanto esfuerzo por crecer. Demos seguridad ya.