Los tiranos disfrazados de demócratas que ganan las elecciones se presentan como candidatos de perfil inofensivo al sistema: creyentes en el modelo de gobierno, los principios, reglas constitucionales, respetuosos de las libertades civiles, políticas y económicas; sin embargo, una vez nombrados, sus actos de gobierno revelan un estilo populista para administrar el gasto público y desarrollar un clientelismo mediante una política de aparente bienestar, que resulta artificial y contraproducente a mediano plazo.
En lugar de abrir las puertas a la inversión para el ingreso de capital y el aumento del trabajo productivo, optan por el gasto innecesario, el agotamiento de recursos naturales y las divisas extranjeras; también suelen forzar alianzas con cualquier partido que les permita mantenerse en el poder, incluso sin respetar la Constitución ni la vida democrática durante el camino. Este conjunto de actos se cocina a fuego lento y, con el paso del tiempo, se asemeja a una “sopa de rana”. Los ciudadanos, inicialmente creyentes en las promesas de cambio y bienestar de un caudillo, que dice tener la solución para todos los males, repiten la historia una y otra vez. Es la novela total sudamericana. La elección fallida de los ciudadanos permite que las instituciones terminen siendo secuestradas, los impuestos malgastados, los opositores perseguidos y se establezca, progresivamente, una agenda de transformación que suele terminar del mismo modo que la novela de Orwell: La Rebelión en la Granja. Una sociedad igualada hacia abajo donde sólo unos pocos, como su líder y entorno, se declaran más iguales que otros.