Sabemos que vivimos en un país de terremotos, la historia sísmica de nuestro país, así lo ha evidenciado, y durante todos estos años, se han pensado que los terremotos son los causantes de los desastres que se producen en las ciudades cuando ellos ocurren. Hoy en día comprendemos que en realidad el mayor problema está en la calidad de construcciones y sobre todo, en la capacidad de los suelos para soportar de manera satisfactoria al sacudimiento producido por el terremoto.

Considerando que ya las ciudades están construidas, los estudios de suelos deben realizarse con dos claros objetivos: 1) proyectar el crecimiento de las áreas urbanas, conociendo el comportamiento dinámico de los suelos, información que nos ayudará a identificar el tipo de construcción adecuado para cada tipo de suelo, saber hasta cuántos niveles podemos construir, materiales a utilizar y geometría a considerar.

2) Identificar si las estructuras que brindan servicios básicos a la población se encuentran sobre suelos competentes,y de no ser así, evaluar su reforzamiento o trasladarlos a zonas donde los suelos podrían responder adecuada a la solicitud sísmica.

De acuerdo a lo descrito, es evidente que la ciencia ha venido contribuyendo enormemente en conocer los procesos de ruptura de los grandes terremotos, y a la vez en encontrar soluciones , desde el punto de la vista de la ingeniería, para que las áreas urbanas no sean tan afectadas. En este camino, el compromiso del Instituto Geofísico del Perú (IGP) se ha venido cuantificando con el gran número de estudios de zonificación geofísica y geotécnica que ha realizado en los últimos 15 años, son más de 40 estudios de áreas urbanas distribuidas, básicamente a lo largo de la costa y frente a las zonas donde se esperan ocurran los próximos grandes terremotos en el país.

De este modo, toda la experiencia de los profesionales del IGP, ha sido puesta al servicio del país con el único objetivo de generar valor social al desarrollo de las ciencias geográficas.

Por otro lado, las recién experiencias vividas en nuestro país con la ocurrencia de los terremotos del 2001 y 2007, nos mostró nuevamente que los mayores daños estructurales y pérdida de vidas asociadas al daño parcial y colapso de viviendas construidas sobre suelos heterogéneos (no compactos), sean rellenos, conglomerados y /o arenales. Asimismo, sin la ocurrencia de sismos también se puede experimentar la inestabilidad del terreno, ya sea por efectos de la gravedad, erosión y humedad del terreno, principalmente en zonas de pendiente alta.

Son estas experiencias en que las autoridades y sobretodo la población debe tomar en cuenta cuando toma la decisión de construir una vivienda, incrementar los pisos en las ya existentes y/o habitamos una edificación ya construida. Si no cambiamos nuestro modelo de crecer como ciudad, las historias pasadas seguirán siendo contadas en el futuro. Mientras lleguen los cambios, nosotros seguimos realizando Ciencia para protegernos. Ciencia para avanzar.