Laura Bozzo vive hoy su propio reality, es protagonista de una de esas historias sórdidas, duras y desbordadas que presentaba en la pantalla chica gracias a un formato televisivo que la encumbró y que, hoy ya desgastado, la desechó. Lejos de los sets de televisión, en la vida real, la conductora peruana es noticia de primera plana por un delito tributario que las autoridades de México, país en el que vive y del que tiene la nacionalidad, castiga con la cárcel. Como si fuera el guion de su propia miniserie, esta grave imputación viene a ser el corolario de una historia en la que la animadora ha coqueteado con el poder, con sus propios demonios y el exceso, que ella misma se encargó de exponer y del que sacaba pecho orgullosa. Desde su debut en RBC Televisión con “Las mujeres tienen la palabra” (1994) y su primera incursión en el talk show con “Intimidades” (1997) en Panamericana, hasta hoy, que su paradero es desconocido, ha pasado mucha agua bajo al puente. Su ingreso a América Televisión para conducir “Laura en América”, que luego tomó Telemundo, fue el detonante para que la animadora perdiera la brújula y exportara un estilo que solo resaltaba lo peor de sus compatriotas. Sus coqueteos con el poder, y su estrecha relación con el gobierno del presidente Alberto Fujimori le costó tres años de arresto domiciliario y una condena de cuatro años de prisión suspendida, según la sentencia: por apoyar la reelección de Alberto Fujimori y recibir de Vladimiro Montesinos una placa recordatoria y el pago de la fianza en un juicio que tenía en Huacho. Dispuesta a olvidar sus líos legales, sin contrato en Telemundo, Bozzo se marcha a México, país en el que primero en Televisión Azteca y luego en Televisa, presentó sus polémicos “casos de la vida real” que no hizo más que aumentar la polémica y la crítica demoledora a un formato por demás violento. En ese estado, tratando de retomar su mejor época en Televisa, con un programa en un canal por cable, lejos de sus mejores épocas, que la peruana espera que la justicia dé marcha atrás al pedido de cárcel en su contra. Más cerca de una prisión y cada vez más lejos de la televisión, esa es la real situación de la “abogada de los pobres”. Habrá que esperar el próximo capítulo.