Entrevistado por el diario Ojo, ayer el periodista Jaime Chincha dijo que tanto el presidente Pedro Castillo como el Congreso de la República están “jalados con 05″. Simultáneamente, una encuesta de Ipsos Perú en El Comercio refrendaba esta abultada desaprobación ciudadana con estadísticas de campo: 74% para el mandatario y 79% para el Parlamento Nacional.
Y es que no se puede tapar el sol con un dedo. El maestro sin palabra sigue encapsulado en una alarmante mediocridad como jefe del Estado, a la que suma investigaciones fundadas por corrupción, y el Legislativo se ha contaminado sin vergüenza alguna del interés particular (ahí tenemos a “Los Niños”, por ejemplo) convirtiendo la función de representación en un mero lugar común, por decir lo menos.
Y así no juega Perú, podría alegar el “Tigre” Ricardo Gareca, a quien, a propósito, otro incapaz ha dejado ir del comando técnico de la Selección. Es decir, a pocos días de cumplir un año alojado en Palacio, Castillo Terrones es un trashumante que todavía no sabe lo que quiere ni entiende lo que desea la población. El sondeo es contundente: en Lima la animadversión presidencial llega a 87% y en provincias igual está en subida.
Insistimos, si la gente quiere que los congresistas también se vayan ante la eventual caída del profesor es porque los padres de la Patria la están embarrando todita y, en ocasiones, hasta danzan al ritmo cajamarquino. De todo esto está tomando nota el pueblo -bueno, eso esperamos- y debería plasmarse para bien en los resultados de las elecciones del 2 de octubre. Preocupa que María del Carmen Alva termine con 72% de rechazo.