El actual gabinete ministerial transita por el momento de menor credibilidad. No solo porque sigue improvisando y no tiene claro el rumbo, sino también porque aparecen más señales de alarma por la presunta vinculación de un  ministro con el terrorismo y porque hay una seria denuncia contra el , por agresión verbal a una congresista. Ya es un hecho que la descomposición moral de este equipo marcha incontenible. El problema mayor es que todo esto genera inestabilidad política y desconfianza, que al final redunda en lo económico y social.

Se necesita liderazgo y orden en medio de esta coyuntura muy difícil. Por ello, el premier debe dar algo más que una explicación, debe hacer coincidir sus palabras con la realidad. Por ahora solo da excusas y hasta se anima a decir que todo es parte de un plan para vacar al presidente Pedro Castillo. Se dedica a hacer notar que las lealtades del político son bien distintas a lo que exige el país.

Sin embargo, creemos que lo principal es que el presidente Pedro Castillo se ponga a la altura de las circunstancias y resuelva este asunto. No es posible que solo exponga como contrapunto un elocuente silencio. Sigue sin tomar conciencia de esta grave coyuntura política y mucho menos, tomar decisiones correctivas. Esta actitud solo alargará los padecimientos del gabinete para mantenerse en pie.