No cabe duda que el fraude electoral perpetrado en Venezuela por la dictadura de Nicolás Maduro exige una postura firme, colegiada y de rechazo de todos los países que no están alineados al chavismo.

Por estas razones, no dejan de preocuparnos las declaraciones contradictorias que Cancillería, a través del flamante ministro Elmer Schialer; el presidente del Consejo de Ministros, Gustavo Adrianzén; y la presidenta Dina Boluarte, han tenido en los últimos días sobre la grave crisis institucional que padece Venezuela, específicamente desde que se cesó a Javier González-Olaechea como titular del Ministerio de Relaciones Exteriores.

¿Cómo explicamos que, en cinco días, el Perú haya pasado de liderar los esfuerzos unificados contra una dictadura hambreadora a pedir que “los problemas de Venezuela sean resueltos por los venezolanos”y luego llamar “candidato opositor” a Edmundo González Urrutia?

No olvidemos que los defensores que tiene la dictadura venezolana en el país son el prófugo fundador de Perú Libre, Vladimir Cerrón, sus satélites parlamentarios y otros grupos trasnochados de izquierda que se niegan llamar dictadura al gobierno de Maduro.

Si bien ya hubo un intento de enmienda, que el gobierno tenga un discurso similar a quienes respaldan la dictadura es bastante preocupante y necesitamos, además de una explicación, que se refuerce la posición democrática contra Maduro.