Los valores son principios rectores que rigen el proceder de los seres humanos y de los conglomerados sociales. Valen por sí mismos. Traen consigo disposiciones internas llamadas actitudes, que se exteriorizan mediante conductas en la vida personal, estudiantil, familiar, ciudadana, democrática, política y laboral.

Los profesores, padres de familia y demás actores educativos deben mediar pedagógicamente -con el ejemplo en sus respectivos espacios- para que los niños, niñas, adolescentes y adultos los interioricen y sean parte intrínseca y permanente de su saber actuar.

En este sentido, la sociedad adulta en los diferentes ámbitos educativos y comunitarios tiene una gran responsabilidad. Si aspira a que los educandos sean solidarios, responsables, participativos, tolerantes, respetuosos, justos, veraces y honestos, tiene que hacerlos evidentes en su quehacer de cada día. En este marco, también los actores políticos que aspiran a ser elegidos a la Presidencia, Vicepresidencias y al Congreso de la República deberían ostentar valores y una trayectoria ético-moral consistente. Ciertamente, los valores deben ir acompañados de capacidades y conocimientos que se expresen en competencias para un buen gobierno y gestión.

Finalmente, es indispensable puntualizar que los escenarios públicos, virtuales y comunicacionales durante este proceso electoral deben servir para construir y enseñar ciudadanía democrática y ética. Esperemos que quienes exigen a la escuela desarrollar educación en valores recuerden que esta es tarea de todos y todas.