Lula y Petro le han pedido a su amigo Maduro que muestre las actas de la elección presidencial para darle credibilidad al proceso en Venezuela. Esto, pues, puede traducirse como un terremoto geopolítico de la izquierda, cuyo sector arropaba con frescura vergonzosa los resultados electorales que daban como ganador al sucesor del chavismo.
“Ambos presidentes siguen convencidos de que la credibilidad del proceso electoral solo podrá restablecerse mediante la publicación transparente de datos desglosados y verificables”, se lee en la declaración conjunta de los mandatarios de Brasil y Colombia. Oigan, pero ha pasado cerca de un mes desde la infame proclamación de Maduro a cargo del Consejo Nacional Electoral.
Difícilmente en Venezuela van a mostrar las actas. Y no se trata de un capricho de la oposición, sino de un acto racional que hasta sus exaliados acaban de tomar parte. El excanciller José Antonio García Belaunde es más optimista. En entrevista con El Comercio, duda que Maduro pueda aguantar tanta presión, y ojalá que así sea por el bien de los millones de venezolanos que solo desean que las actas vean la luz de la verdad.
Tiempo al tiempo para que todo vuelva al orden constitucional, para que Venezuela sea un país soberano. Algunos consideran que debería haber un nuevo proceso electoral, que vuelvan a las urnas. Otros, en cambio, prefieren que Maduro deje por lo sano el país. Ambos andan en las antípodas, y, difícilmente, lleguen a un acuerdo. No obstante, con estos mensajes de los presidentes de Brasil y Colombia, y si no hay nada irregular, el camino comienza a despejarse.