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Cada fin de semana, personal de diferentes municipios de Lima atiende numerosas quejas de ciudadanos cansados de que sus vecinos organicen fiestas y celebraciones que los mantienen atormentados y no les permiten dormir.

“Lo que una quiere hacer después de un largo día en el trabajo es llegar a casa a descansar. Sin embargo, esto a veces es imposible porque los vecinos ruidosos no te lo permiten”, señaló a Correo Fabiana Torres, vecina de Miraflores.

CIFRAS. La Subgerencia de Medio Ambiente de la Municipalidad de San Isidro ha realizado la atención de 400 quejas de ruidos molestos por celebraciones privadas en predios residenciales desde enero hasta octubre de este año.

A la fecha, dicha comuna ha impuesto más de 50 resoluciones de sanción con una multa del 30% de una UIT (S/1185.00) por ruidos molestos, demostrados a través de mediciones de los niveles de presión sonora.

Por su parte, la comuna de San Borja ha impuesto, desde 2015 a la fecha, más de 120 multas de S/1155 por ruidos molestos, en su mayoría ocasionados por vecinos que organizan reuniones sociales dentro de sus viviendas.

El municipio de Jesús María también ha sancionado a sus vecinos fiesteros. En lo que va del año, ha atendido cerca de 300 quejas.

Según cifras del Serenazgo de Comas, Los Olivos y Puente Piedra, cada fin de semana reciben un promedio de cuatro llamadas de desesperados vecinos cansados de la bulla que se filtra de las casas contiguas. La Defensoría del Pueblo recordó que este tipo de celebraciones que perturban la tranquilidad de los vecinos y sobrepasan el límite del ruido permitido deben ser supervisadas e intervenidas por el municipio distrital respectivo.

Denuncia

Si un vecino no recibe una respuesta a su queja por parte de su municipio, puede hacer la denuncia en la Defensoría del Pueblo.

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