Penal de Lurigancho: Más de 400 internos rinden homenaje a músico Rafael Santa Cruz
Penal de Lurigancho: Más de 400 internos rinden homenaje a músico Rafael Santa Cruz

El pasado 4 de agosto, una noticia paradójicamente negra llegó al corazón de los peruanos. , el músico, actor y difusor de la cultura afroperuana, no aguantó una mala jugada del corazón y dijo adiós tempranamente a su vida. Como siempre que la muerte viene a aguarnos la fiesta llevándose a los mejores, siguieron los homenajes que trataron de neutralizar el eventual olvido en el que pueden caer las personas que ya no nos acompañan. Pocos sabían, sin embargo, que dos meses antes de su muerte, dentro de esa terca lucha por reivindicar el negro cajón peruano,  había sostenido conversaciones con  jefe del , para proponerle varias cosas.

SONIDOS DE LIBERTAD. En aquellas conversaciones, Pérez Guadalupe cuenta que el artista le había planteado la idea de difundir entre los internos del penal de Lurigancho el uso del cajón peruano dentro de las muchas actividades que se desarrollan para reinsertar a los que alguna vez cometieron una falta a la sociedad. El cajón, lo pensó , podía ser una bonita manera de hacer que aquellos que estén privados de su libertad física pudieran acceder a otro tipo de libertad, una más espiritual, una libertad basada en el sonido de los negros del Perú.

El jefe del  comenta: “Rafael vino y me dijo por qué no hacemos difusión del cajón, y estaba planeando hacer unos talleres de ‘cajoneo’ para los internos en Castro Castro. Tiempo después, vino la viuda de Rafael, quien estaba buscando romper el récord Guinness con el mayor número de personas tocando cajón al mismo tiempo. Yo le pregunté cuántos hombres necesitas, ella me dijo los que se puedan. ¿Te parecen bien mil? Y se quedó asombrada, me dijo que mil estaba más que estupendo”. Luego de aquella promesa, el asunto no pudo concretarse por la repentina muerte de Rafael, pero los hombres pueden morir, pero sus ideas felices perseveran, sobre todo si hay quien las quiera hacer perseverar.

SUEÑO CUMPLIDO. Así, luego de coordinaciones con los delegados del penal, el  implementó hace dos meses un taller de confección de cajones peruanos. Los internos pusieron manos a la obra y empezaron a fabricar en gran número cajón tras cajón. El objetivo era claro: hacer cumplir el sueño multitudinario de Rafael Santa Cruz. Luego de una preparación previa y básica de cómo tocar el cajón peruano, el pasado martes 9 de diciembre se dio forma al anticipo de la meta final. Dentro del auditorio de Lurigancho se reunieron más de 400 internos para una “cajoneada” masiva.

Al mando de la multitud musical estaba en el escenario la orquesta de Rafael Santa Cruz, un grupo de maestros del cajón peruano que dirigieron esta gran manifestación en homenaje a Rafael y a la música afroperuana. El sonido de 400 cajones retumbando al mismo tiempo es sobrecogedor. El aire de Lurigancho se llenó de sonido y de un orgullo nacido de todos los presos por gritar ¡Rafael Santa Cruz presente! Pero en medio de todo este estruendo cargado de emoción había una persona que estaba atestiguando la escena con un nudo en la garganta.

Julie Guillerot es la mujer que amó a Rafael y con la que tuvo dos hijos que, seguro, ahora se duelen en su ausencia. Julie estaba junto a las autoridades del Inpe aquel día y ver el cartel enorme con el rostro de su fallecido esposo, oír las vivas de los internos y el sonido estruendoso de ese instrumento por el cual su pareja luchó tanto, la llevaron a una emoción tremenda; emoción que tuvo que arreglárselas para poder traducir verbalmente cuando, luego de recibir una escultura de cerámica con la imagen de Rafael, tuvo que dirigirse a toda la multitud que coreaba el nombre de uno de los más altos difusores de la cultura nuestra: el eterno maestro Santa Cruz.

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