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La informalidad no desaparece en los alrededores del recientemente inaugurado , ubicado entre San Martín de Porres y el Cercado de Lima.

En los cruces de la avenida Universitaria, cerca a donde está la estructura, los autos, mototaxis y colectivos continúan operando ante la vista de los inspectores municipales, como lo comprobó Correo en un recorrido por la zona.

“El caos continúa, porque la obra no ha sido beneficiosa para los conductores ni para los peatones. Además, como solo está abierta por horas, las personas optan por trasladarse en estos vehículos”, señaló la vecina Bertha Ocoña.

En ese sentido, dijo que por las mañanas el bullicio es igual al de antes: gritos de conductores para jalar pasajeros y sonido de bocinas por el tráfico que se origina.

DIFICULTADES. A este panorama se suma el desorden que originan buses y combis, los cuales utilizan la berma central para trasladarse de un lado a otro. Esto ocurre pese a que la  colocó conos a lo largo de esta vía.

Por otro lado, parte de la ciclovía es usada por los peatones como paraderos, debido a la falta de este tipo de espacios. Ante la carencia de cruceros peatonales, niños, jóvenes y adultos de todas las edades se las ingenian para cruzar, ya sea saltando o agachados.

Las personas que sufren de alguna discapacidad son las que más padecen al transitar por esta obra, pues como advirtió la Defensoría del Pueblo, faltan rampas de acceso.

Tanto esta institución como la Policía de Tránsito han enviado al municipio metropolitano sus observaciones para que en breve plazo puedan realizar los cambios, en beneficio de los ciudadanos que a diario transitan por la zona.

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