Colombia se sumó a la corriente a favor del matrimonio gay. Y el Perú, ¿para cuándo?
Colombia se sumó a la corriente a favor del matrimonio gay. Y el Perú, ¿para cuándo?

El jueves 07 de marzo la Corte Constitucional del Colombia dio luz verde inminente al matrimonio homosexual en el país cafetero. Con ello, sólo 4 países en la región se mantienen dentro de la limitación de las libertades individuales: Perú, Venezuela, Bolivia y Paraguay. Hacer ese listado, viendo tales compañías, da mucho que pensar y arroja por los suelos los ánimos de ver en nuestro país la reivindicación de un derecho elemental.

La discusión en Colombia ha tenido los mismos matices que ha tenido en todos los países de Sudamérica: el conservadurismo religioso y la defensa de la familia como los argumentos más usados en la posición contraria; y la libertad, legalidad y justicia de parte de la posición a favor. Lo cierto es que parece que la discusión no logra sostenerse dentro de argumentos racionales, como debería ser, sino que siempre termina fugando hacia la religión, base de miedos y nido de lo que se cree, pero nunca de lo que se conoce.

A juzgar por las experiencias mundiales, el matrimonio homosexual no ha representado daño alguno – comprobado seriamente por estudios científicos sociales – para la colectividad. Al contrario, la experiencia de países conservadores es claramente negativa en tanto se relega a una minoría que existe, que merece los derechos que señala el orden legal y que, más aun, no va a dejar de existir sólo porque la ley la invisibilice.

El Perú ya logró un avance al meter el tema en agenda, pero a juzgar por lo de Colombia, no se puede sostener una postura injusta e ilegal por mucho tiempo. La razón, como siempre en la historia, se abrirá paso. Hasta entonces, los conservadores vivirán contando los descuentos de un partido que está perdido.

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