"Gigante" de Huanta olvidado en Lima
"Gigante" de Huanta olvidado en Lima

Eliseo Arrieta no lo sabía. De pronto había dejado su pueblo en Ayacucho y enrumbado en un viaje de 18 horas que lo trajo a Lima, donde lo bautizaron como el 'Gigante de Huanta'. Sus dos metros con 10 centímetros, sus 136 kilos y su sonrisa mezcla de miedo y timidez llamaron la atención de los canales de televisión, de la prensa escrita y del Hospital de la Solidaridad, institución que se comprometió a costear su tratamiento y recuperación.

Era el año 2012 y de pronto Eliseo Arrieta se había convertido en una estrella fugaz. Le pedían una foto. Lo seguían en sus incursiones por Gamarra o el Centro de Lima, y hasta buscaban un autógrafo suyo. Todo era nuevo para él, acostumbrado a los paisajes de la sierra y la paz de los Andes. Pero los años pasaron y su nombre quedó en el olvido. Hoy, asegura, ya no cuenta con el apoyo del hospital que es dependencia de la Municipalidad de Lima, no tiene dinero para continuar su tratamiento contra la acromegalia y alquila un pequeño cuarto donde convive entre los achaques de sus males y lo violenta que le resulta esta ciudad. "Se han olvidado de mí", dice apenado.

Eliseo vive solo en un cuarto cerca a la huaca de la Universidad Nacional Mayor de San Marcos. En su habitación solo entra una cama y una cocina donde se prepara su alimento diario: papa sancochada y arroz. "No me alcanza para más", dice. Pero también aclara: "Es lo único que sé cocinar". Sonríe. Tierno, amable, juguetón.

Cuando le entra el antojo de un platillo diferente camina, bastón en mano, hacia la sede de un movimiento misionero integrado por cristianos, y allí cena. Esta noche comió un estofado de pollo. "Qué rico", dice como quien encuentra en esas palabras un divertido juego. Luego ingresa a esta feligresía, escucha las oraciones de un pastor y regresa a su hogar para descansar, debe despertarse temprano e ir a trabajar como anfitrión en el Parque de las Leyendas. "Allí los niños me piden fotos, me quieren, juegan conmigo".

Pero de pronto esa sonrisa se le borra y ahora Eliseo recuerda aquel 2011, cuando llegó a Lima. Por aquel entonces: se instaló en la denominada Casa Solidaria, un albergue del Sistema Metropolitano de la Solidaridad (Sisol) ubicado en Surquillo, donde permaneció desde septiembre 2011 hasta el año pasado. Allí se le diagnosticó la acromegalia, que le provoca el gigantismo y el crecimiento exagerado de las manos, los pies, el rostro y los órganos vitales. A ello se le sumaba una escoliosis lumbar, por lo que su columna parecía una gran 'S' mayúscula, sin mencionar la cadera no alineada, la pierna derecha chueca y un amasijo de várices que no le permiten caminar con normalidad. Todos estos males le fueron tratados durante los dos años en los hospitales solidarios. Pero ya no.

¿Por qué ya no estas en el albergue?

Me dijeron, ya tienes trabajo y ya puedes mantenerte solo, y me dieron de alta. Luego pregunté cómo iba a hacer porque todavía tengo problemas en mis rodillas y todavía me duele la cabeza, pero no hubo sin respuesta.

Eliseo Arrieta cuenta que desde que salió del albergue de Sisol ya no recibe ayuda médica por parte de esta institución.

MALA SALUD. ¿Pero qué sucede ahora con su salud? Si el 'Gigante de Huanta' requiere una cita en los Hospitales de la Solidaridad -afirma- debe ir y pagar por los servicios como un paciente más. También debe comprar sus propios medicamentos. "Y el dinero no me alcanza. Gano el sueldo mínimo y debo pagar mi cuarto y mi comida. No me da para las medicinas o mi tratamiento que es caro".

A Eliseo le queda pendiente una nueva operación al cerebro. Esta intervención es para terminar de sacarle el tumor de la hipófisis que le genera el gigantismo. Antes fue operado en dos ocasiones.

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