La Ley de la Carrera Pública Magisterial (CPM) surgió debido a que la Ley del Profesorado era un instrumento que no permitía el desarrollo de un magisterio con altas competencias y, por ende, no coadyuvaba a mejorar la educación peruana. Así, se abrieron las puertas para que los educadores tuvieran un horizonte social, profesional y económico. Tres años después de haberse iniciado el complejo proceso de su implementación, las actuales autoridades del Minedu la paralizan durante más de un año y plantean su derogatoria aduciendo que ha fracasado. En verdad, ¿esto es así? Veamos algunos de los elementos de juicio con los que pretenden sustentar su posición.
Uno de ellos es que solo están 55 mil docentes en la CPM, y que fuera de ella están más de 200 mil. Nunca la meta fue que, en tan corto tiempo, todos estuvieran en este nuevo régimen laboral. Se olvidan que se programó su desarrollo, de manera progresiva, en un periodo de 10 años, con el fin de que sea viable financiera, administrativa y técnicamente. Es en este marco que a julio del 2011, de una meta de 80 mil, se logró que ingrese el 70% aproximadamente y que reciba -inmediatamente- aumentos significativos. Por ejemplo, un profesor del III nivel con 30 horas pasó de 1200 a más de 2000 soles, y un director del V nivel con 40 horas pasó de 1300 a alrededor de 5600 soles. En este caso, a diferencia del actual proyecto de ley del Ejecutivo, el valor de los méritos no estuvo ni está planteado para más adelante.
Otro es que al final de la gestión anterior el número de postulantes a la CPM disminuyó. Es cierto, pero lo que no dicen es que esto sucedió porque durante la campaña electoral (desde setiembre del 2010) se prometió un incremento plano de sueldos y se dejó entrever, por algunos candidatos, que la CPM no iba más. Creo que si se hubiera seguido con los concursos, seguramente que en la actualidad estaríamos superando los cien mil.
Por otro lado, sostienen que la Ley de CPM está desprestigiada (a pesar de que reiteran en su proyecto más del 90% de su articulado). Esta aseveración -haciéndose eco de las dirigencias gremiales- es inconsistente, porque la mayoría de la ciudadanía y los padres de familia la respaldan. Y porque amplios sectores del magisterio se venían y se vienen preparando para concursar a esta carrera con la expectativa de mejorar su status.
Por lo señalado, podemos afirmar que la CPM no ha fracasado. Más bien esta reforma constituye, a pesar de las dificultades en su gestión, un avance muy importante para desarrollar y fortalecer -ahora y efectivamente- los méritos magisteriales y, de este modo, contribuir a elevar la calidad educativa y los aprendizajes de nuestros niños, niñas, adolescentes y adultos.