Vista panorámica de la Plaza Bolognesi. 18 de enero de 1960 (Foto: GEC Archivo Histórico)
Vista panorámica de la Plaza Bolognesi. 18 de enero de 1960 (Foto: GEC Archivo Histórico)

El 6 de noviembre de 1905 se inauguró en Lima el monumento en homenaje al máximo héroe de Arica, el coronel Francisco Bolognesi, durante una fiesta patriótica que reunió a un número aproximado de 50 mil personas.

Para tal acontecimiento, fue invitado por el gobierno peruano, uno de los pocos sobrevivientes de esa histórica batalla, el general Roque Sáenz Peña Lahitte el ilustre argentino, quien luego de una brillante trayectoria como abogado, militar y diplomático llegaría a ser Presidente de su país.

La Plaza Bolognesi comenzó a desarrollarse con la colocación de su primera piedra, el 29 de julio de 1902. Sin embargo, el monumento -obra del escultor español Agustín Querol, quien ganó el concurso internacional convocado por el Concejo Provincial de Lima en noviembre de 1899-, tardó más de dos años en ser concluido y recién a comienzos de 1905 empezó a llegar por barco, en bloques que fueron ensamblados luego bajo la dirección del obrero peruano Enrique Dias.

La inauguración había sido programada inicialmente para el día 4, fecha en que se conmemoraba el 87 aniversario del natalicio de Bolognesi, sin embargo, diversas circunstancias obligaron a su postergación, lo que prolongó y exalto aún más los ánimos patrióticos. El Jirón de la Unión, una de las calles más importantes de la época, lucía un aspecto de fiesta y la afluencia de gente en las principales avenidas de la ciudad era extraordinaria. En ese ambiente de efervescencia nacional llegó el general Sáenz Peña.

Antes del acto inaugural, y ante los comandantes y unidades alineados en la flamante plaza, al ilustre visitante se le confirió el grado de General del Ejercito del Perú para que las tropas, bajo sus órdenes, solemnizaran el tributo al perennizado héroe.

La ceremonia, encabezada por el presidente de la República, don José Pardo, llego a su punto máximo cuando se descorrió el velo que cubría la figura del glorioso combatiente. “Señores: la nación ha cumplido un nobilísimo deber al perpetuar en el granito y el bronce el monumento de admiración y de gratitud que todos los peruanos tenemos erigido en nuestro pecho a ese puñado de valientes que, comandados por el heroico coronel Bolognesi, salvaron en el Morro de Arica, con su generoso sacrificio, el honor nacional”, exclamó a los presentes.

El general Saenz Peña, por su parte, dirigió al héroe un emotivo discurso. “Coronel Bolognesi: uno de tus capitanes vuelve, de nuevo, a sus cuarteles, desde la lejana tierra atlántica... Regreso con distancia de un cuarto de siglo, pero vuelvo sin olvidos y sin retardos, porque llego en la hora justa de tu apoteosis”.

El monumento representa a Francisco Bolognesi cuando es herido de muerte, aferrándose a la bandera. A un lado se acerca la victoria alada con las coronas de laurel. En la base del monumento vemos Alfonso Ugarte y su caballo luego de la caída desde el morro de Arica. Al otro lado se observa a los defensores del morro durante la batalla de Arica. En la base se encuentran unos frisos donde se ve a Bolognesi dar la respuesta a los chilenos y la Batalla de Arica. En la parte posterior la patria representada como mujer llora a los héroes caídos en la batalla.

La primera juramentación de fidelidad a la bandera, que se renueva anualmente hasta la actualidad, se efectuó minutos después por los conscriptos de 1904 formados ante el monumento. Al termino del solemne acto, el presidente llamó a los sobrevivientes de la epopeya de Arica, entre oficiales y subalternos, para colocarles medallas concedidas por el Congreso como símbolos de reconocimiento y gratitud de la nación.

Como acto culminante de la ceremonia, el presidente Pardo colocó a los sobrevivientes del Morro de Arica las medallas concedidas por el Congreso de la República, como símbolos de reconocimiento y gratitud de la Nación.