Escrito está que el Perú es el noveno país más religioso del mundo. Y ayer, en el primer puerto, la premisa halló máximo asidero. La cripta de Sarita Colonia, considerada la patrona de los pobres, se convirtió en "La Meca" de cientos de devotos. Personas de diversa condición social, sexual y económica llegaron con arreglos florales, tortas, abundante comida, refrescos, cerveza y música en vivo al cementerio Baquíjano y Carrillo del Callao para celebrar el cumpleaños número 100 de la "santita", que siempre les concede milagros y los ayuda en todo.

REZOS Y FIESTA. Los devotos, entre ellos muchas personas humildes, con niños en brazos, otros en sillas de ruedas y mayores de edad, llegaron de diversas zonas del Callao y Lima, incluso de provincias y del extranjero.

Era notoria la presencia de personas homosexuales, gays y travestis, principalmente. "La colonia de Europa ha llegado para rendirle homenaje", comentó "Lalo", de Comas, mientras mostraba un cuadro con la imagen de Sarita Colonia.

Homonarco llegó desde Washington, Estados Unidos, con su pareja Michael "para agradecerle" a Sarita Colonia los milagros concedidos. Dijo que en su departamento conserva en un lugar especial la imagen de Sarita Colonia.

Con un ramo de flores hizo una larga cola y logró ingresar a la capilla. Afirmó que todos los años y cada vez que puede vuelve a Perú para rezarle a su santita.

Jóvenes y adolescentes con cortes y tatuajes también arribaron con sus ofrendas. La fiesta con una orquesta de salsa fuerte y cerveza se prolongó hasta entrada la noche.

En horas de la mañana se ofició una misa organizada por la Municipalidad Provincial del Callao.

HABLA LA HERMANA. "Sarita Colonia no tenía novio y quería ser monja", reveló la señora Rosa Colonia Zambrano, de 82 años, la única hermana con vida de la santita de los pobres.

Recordó que su pariente, quien ayudaba a los más necesitados, para sus hermanos menores era padre y madre, luego de la muerte de sus progenitores. "Ella es muy milagrosa, hasta los militares la veneran", dijo orgullosa.

Al menos cuatro horas debían esperar los devotos para poder llegar hasta la cripta de Sarita Colonia, debido a la inmensa cola. "Vale la pena esperar", acotó doña Vilma Castro, quien llegó desde El Agustino. Muchos aprovechaban para comprar estampitas, llaveros y cuadros con la imagen de la patrona de los pobres.

Cebiche, tallarines con chanfainita, carapulcra, entre otros platos preparados por los fieles, se repartieron a toda la gente. "Solo vienen a comer, por eso el padre se molesta", reclamó una señora, al ver el tumulto alrededor del potaje traído desde Pisco.

AGRADECEN HIJOS. Varias personas en sillas de ruedas también llegaron hasta la capilla de Sarita Colonia para rezarle y pedirle que les ayude a curarse. Entre ellas estuvieron Rosa Ramírez, con su pequeña caja para recibir limosnas, y la risueña señora Angélica Luna.

Las hermanas Gloria y Rosa Castañeda Guzmán venden flores en los exteriores del cementerio Baquíjano y ambas agradecen a "la Sarita" por haberlas ayudado a tener hijos.

Sarita Colonia nació en el caserío de Belén, cerca de Huaraz, el 1 de marzo de 1914. Emigró al Callao jovencita y tras su muerte, el 20 de diciembre de 1940, fue enterrada en una fosa común en el cementerio Baquíjano.

Sara Colonia Zambrano falleció en el hospital de Bellavista. En su partida de defunción, que aún conserva la Municipalidad de Bellavista, consta que murió de paludismo. Sin embargo, la familia asegura que ella pereció "por sobredosis de aceite de ricino". El padre de la joven colocó una cruz donde se leía: "Aquí descansan los restos mortales de Sarita Colonia". Décadas después se construyó el mausoleo ante la creciente población de devotos.

Los estibadores chalacos fueron quienes iniciaron el culto. Durante los años 70 se incrementó y popularizó la imagen de Sarita Colonia. Algunos sociólogos han relacionado la devoción a los migrantes, dado que ella había nacido en Huaraz.

Qué duda cabe, Sarita es del pueblo.