La banda de "narcopolicías" desbaratada recientemente por la Dirandro entre Puno y Lima comercializaba aproximadamente entre 250 y 300 kilogramos de cocaína cada semana, según las primeras estimaciones, reveló a este diario el director ejecutivo de la Policía Antidrogas, general PNP Vicente Romero Fernández.

Esta organización, conocida como "Clan Huracán" y dirigida por el suboficial PNP en actividad Óscar Peralta Monroy, ostenta más de un año de actividad en el tráfico de cocaína hacia Estados Unidos, Europa, Oceanía, Japón y China.

Un oficial de la Dirandro hizo estimaciones a solicitud de este diario, según las cuales los "narcopolicías" podrían haber enviado al exterior un aproximado de 15.6 toneladas de drogas.

Según el experto, si todo ese cargamento anual hubiese sido comercializado en Australia, Japón o China, donde el kilogramo suele fluctuar entre $80 mil y $120 mil, la droga de los "narcopolicías" de Puno podría arrojar un ingreso bruto de más $1200 millones en el caso más conservador, y más de $1800 millones en el escenario más óptimo para la red del narcotráfico.

Lo anterior, explica el especialista, es una muestra de los niveles de rentabilidad de este sucio negocio, pues en los valles (Huallaga y VRAEM) el kilogramo oscila entre $1200 y $1300, un promedio de $20 millones por compras en un año.

El promedio del kilogramo de cocaína en la frontera con Bolivia asciende a $2500; a $3000 en Lima; $15 mil en EE.UU. y $40 mil en Europa.

El especialista calcula ingresos brutos por $234 millones para la cadena del narcotráfico si fuera comercializado solo en EE.UU.; y $624 millones en el mercado europeo.

ESTIMADO. En vista de que los mayores mercados de esta banda son Europa y EE.UU., el experto calcula ingresos promedio de $400 millones.

Tres policías en actividad y 13 civiles conformaban el clan.

El cabecilla máximo era el suboficial técnico Óscar Peralta Monroy (42), quien llevaba una doble vida como miembro de la Unidad de Servicios Especiales de Puno. El suboficial Neptalí Mendoza Castillo, encargado de la comercialización de los cargamentos, trabajaba en el penal La Capilla de Juliaca. Y el policía Uriel Salazar trabajaba en una comisaría.