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Momentos de pánico vivieron los alumnos, profesores y padres de familia del Colegio San Rafael, en San Juan de Lurigancho, cuando desconocidos arrojaron dos granadas en horario de clases.
Eran las 11.00 horas y el vigilante de la puerta posterior del centro educativo informó que habían lanzado un sobre con los explosivos atados con cinta adhesiva aislante.
La propietaria, Juana Picón de Supo, dio aviso a la Policía mientras los docentes llevaban a los alumnos a una zona alejada a fin de protegerlos de una posible detonación.
pánico. El nerviosismo se apoderó de los presentes. Los profesores intentaron evitar que los niños se enteraran de lo que pasaba.
Sin embargo, el hecho se supo y momentos de angustia y terror se vivieron en las aulas.
A los pocos minutos llegaron efectivos de la Unidad de Desactivación de Explosivos (Udex), quienes se llevaron las granadas.
Luego de momentos de pánico, informaron que los explosivos no habían sido activados porque los delincuentes no les quitaron los seguros.
Mientras tanto, en el frontis del colegio se aglomeraban los padres de familia que se habían enterado de la noticia.
El colegio suspendió las clases y los menores se retiraron con sus progenitores.
AMENAZAS. Trascendió que la señora Juana Picón, quien también es dueña de otros dos colegios en la misma zona, ya había sido amenazada por extorsionadores.
El martes pasado, los maleantes habían pintado mensajes amenazadores en las mayólicas del colegio. Un día después, dejaron las granadas.
Picón de Supo es una de las primeras directoras de ese distrito en oponerse a los amedrentamientos y amenazas de extorsionadores que pretenden cobrarles cupos.