Noemí Ushihua recuerda los días en que solo se dedicaba a la agricultura familiar y el cuidado de sus niñas, en su comunidad loretana 28 de Julio. Hoy en día, su vida ha dado un nuevo giro, ya que se ha convertido en una emprendedora de artesanías y lideresa kichwa, generando sus propios ingresos y sacando adelante a sus hijas.
Este cambio empezó en el Tambo del Programa Nacional PAIS, del Ministerio de Desarrollo e Inclusión Social (Midis), donde con apoyo del gestor institucional y sus ganas superación, participó en capacitaciones productivas y talleres sobre igualdad de género. “He recibido orientación frente a temas de violencia que transmito ahora a todas las mujeres con la que hemos formado una asociación”, señala Noemí.
Historias como las de Noemí hay muchas y reflejan la labor articulada que el programa PAIS realiza desde hace cinco años para contribuir a mejorar la calidad de vida de más de 900 000 personas que viven en comunidades rurales y centros poblados, facilitándoles el acceso a servicios esenciales a través de sus dos plataformas de servicios: los Tambos y las PIAS. Logrando a la fecha brindar más de 15 millones de atenciones sociales.
478 Tambos para acercar los servicios del Estado
Ubicados en lugares de difícil acceso en 22 regiones, los Tambos son el centro de articulación para que familias de más de 14 000 centros poblados accedan a múltiples servicios, principalmente en salud, desarrollo productivo, educación, trámites de identidad, el pago de bonos y la lucha contra la violencia familiar, entre otros. Han facilitado el acceso a más de 12 millones de atenciones, beneficiando a cerca de 859 000 peruanas y peruanos.
En esta pandemia, estas instalaciones se convirtieron en “Vacuna Tambos” para la prevención, tratamiento y aplicación de dosis contra el COVID-19 a las familias más vulnerables.
Además, han permitido que 145 niñas y niños de comunidades en la altura de Apurímac, cuenten con bibliotecas y espacios de lectura para su desarrollo educativo. De igual manera, el acceso a internet de los Tambos en todas las regiones, permitió que los estudiantes continuaran con sus clases durante la pandemia, mediante la plataforma educativa “Aprendo en Casa”.
También se consiguió que a través de las ‘Cabinas Judiciales’ instaladas en 51 Tambos de la región Ayacucho, pobladores de zonas alejadas accedan gratuitamente a módulos virtuales para recibir asistencia legal en demandas por pensión de alimentos, por maltrato físico, psicológico y sexual, abandono de hogar, litigio de terrenos, entre otros. Todo esto en coordinación con la Corte Superior de Justicia de la región.
PIAS, servicios a bordo para la Amazonía y el Altiplano
Las Campañas de Acción Social de las PIAS son gestionadas por el programa PAIS del Midis y se realizan de manera fluvial, lacustre y aérea. Gracias a estas intervenciones, profesionales de diversas entidades son trasladados para ofrecer servicios prioritarios a familias de más de 240 comunidades nativas y centros poblados de Loreto, Ucayali y Puno.
Con apoyo de la Marina de Guerra, la Fuerza Aérea y la aviación del Ejército, 13 Plataformas Itinerantes de Acción Social (PIAS) vienen navegando la cuenca de los ríos y sobrevolando zonas de difícil acceso en Loreto y Ucayali; además del Lago Titicaca en Puno. Hasta el momento se han brindado más de 2.3 millones de atenciones para mejorar la calidad de vida de más de 50 000 compatriotas.
Entre los servicios médicos, uno de las más importantes es la atención de gestantes. La confianza transmitida por el personal médico y la sala de parto implementada en las PIAS ha permitido que, desde el 2017, se atendieran cerca de 100 nacimientos a bordo. Así como la evacuación de personas ante una emergencia médica y la vacunación de las personas contra la COVID-19 y la influenza.
Estas campañas también han permitido que peruanas y peruanos de lugares apartados (como zona de frontera) puedan recibir subvenciones económicas que brinda el Estado y realizar otros trámites financieros. De igual forma, se efectúan trámites del DNI, afiliación al SIS y charlas para prevenir la violencia familiar. Todo esto, en un marco de pertinencia cultural, es decir, con un intérprete de lenguas originarias, de manera que los usuarios se sientan atendidos.