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Tras varios meses dedicado a viajar a Iquitos, calurosa ciudad ubicada al noreste de Loreto -popular por sus huariques, centros de diversión y espacios turísticos-, el periodista peruano Rodrigo Rodrich inmortalizó (en textos y fotografías) una ciudad "valiente" y "rara" en el libro Iquitos bizarro: Antiguía urbana (Santillana).

¿Por qué te atrapó la idea de hacer algo sobre Iquitos y la Amazonía?

Es una especie de homenaje y coincide con los 150 años de Iquitos como puerto fluvial. En Iquitos he aprendido tantas cosas y he conocido a gente valiosa y con sueños pujantes, que hacer un libro así es un homenaje.

¿Alguna experiencia fuerte durante el recorrido?

Todas. Para nosotros de la Costa o de la Sierra, la lógica con la que sucede la vida en la Selva rompe esquemas. En el libro está lo cotidiano de Iquitos, pero es sorprendente. Por ejemplo, me voy al mercado de Belén y la consigna de mi visita era: ¿qué era lo más extraño que iba a comprar ahí? Y encontré mono para comer. A la gente le parecerá extraño. Dirán: "¡Qué salvaje! ¡Cómo pueden comer un mono!". Oye, "es la Selva, está bien. No es malo, es parte de su naturaleza".

¿Y compraste el mono?

No, no se puede. Comer mono en el bosque es lo más legal que puede haber (como forma para sobrevivir). En la Selva no hay agricultura ni ganadería; en la ciudad se puede encontrar carne y pollo, pero en el bosque no hay. Todo lo que es proteína en el bosque -pescados, loros, gusanos- se agradece. La Selva es la tierra más infértil del mundo, aunque cueste creerlo. Es una tierra que no tiene nutrientes. Es arena y cientos de miles de años ha sido lavado por los ríos y lluvias... Si hay bosques es porque durante años se ha creado una capa orgánica que ha ido cubriendo y sobre las que han crecido plantas, pero cuando se deforestan los bosques no crece nada hasta que la capa vuelva a florecer. En Iquitos solo crecen helechos. Si en el bosque matas a un otorongo, que está en extinción, aprovéchalo.

Lo que me cuentas suena extraño, hasta salvaje, pero es parte de una sociedad y sus costumbres...

Con este libro, yo quiero romper esos prejuicios. Este libro no quisiera que sea uno más que habla de Iquitos de una manera despectiva. Exacto lo es, pero Iquitos es mucho más que eso. Trato de explicar por qué la encuentro humana, sincera y noble dentro de toda su locura.

¿Cuál es la principal problemática que afrontan los pobladores de Iquitos?

Lo negativo de Iquitos es la violencia en todas sus clases: sexual, de género, familiar, prostitución infantil y turismo sexual. Este libro no apoya la violencia, hemos huido de los lugares que fomentan ello... Me faltarían páginas para contar todo lo que viví. En Iquitos no hay élite, como sí en mi tierra, Piura, que es conservadora y elitista como Lima donde hay zonas ricas, pobres; allá todos se quieren, se respetan y cuidan.

¿Y cómo fue tu experiencia en Belén?

(...) Belén es Tailandia, la India, África. Es uno de los barrios más humildes; la gente vive en condiciones dramáticas. Es un pueblo de niños... Yo escribí para que ellos tomen conciencia de su trabajo y hagan respetar sus derechos y no permitan la explotación. Siendo sinceros, no quiero transformar ninguna realidad. El hecho de haber vivido dos años allí me dio seguridad para mostrar la verdadera cara de estos detalles; desde la juerga, el turismo y la realidad social. La gente ve un Belén desastroso... Este libro me da la oportunidad de reivindicar el valor de estas personas.