Una profunda rajadura se produjo el martes en un tramo de la Costa Verde, entre Magdalena y San Isidro, tras el sismo de 5.4 grados en la escala de Richter, que remeció Lima.
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La grieta, que alarmó a los transeúntes, se observó muy cerca a edificaciones y restaurantes, lo que deja al descubierto la vulnerabilidad de los suelos, según el presidente del Instituto Geofísico del Perú (IGP), Hernán Talavera.
La alcaldesa de San Isidro, Magdalena de Monzarz, alertó que tras la proliferación de construcciones en esa vía, el terreno está cediendo y pone en peligro a miles de personas que la transitan a diario.
La Costanera y Costa Verde están llenas de rocas que se deslizaron de los acantilados.
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