Un pueblo que sufre y espera más de 10 años por el agua
Un pueblo que sufre y espera más de 10 años por el agua

Sacar agua turbia de un profundo pozo es parte de la necesidad convertida en rutina para la señora Rosa, quien se encarga de llenar cada mañana casi 10 baldes para poder llevar algo de agua a su familia.

Lo mismo hacen dos pequeños hermanos, quienes se ayudan en llevar, balde a balde, agua para su casa.

NADIE LOS ESCUCHA. Esta es la realidad que actualmente vive la población del asentamiento humano Marco Jara I y II, Nuevo Porvenir, Consuelo de Velasco y Ampliación de Consuelo de Velasco, de la parte alta de la provincia de Paita; siendo el primero, Marco Jara, el más poblado de todos, fundado, aproximadamente, hace 17 años.

Los moradores recuerdan que desde hace 10 años los candidatos van y vienen por sus calles, prometiéndoles mejoras en el servicio de agua y alcantarillado, a cambio de su voto. Empero, una vez llegados al sillón municipal, las autoridades de turno no cumplen con lo prometido.

"Yo llevó viviendo 7 años en este sector, y en estos 7 años no he visto mejoría acá", dice, pensativa, la señora Rosa, lavando los baldes que va a llenar.

AGUA DE LOS HUECOS. Ante el olvido en que han quedado los pobladores, decidieron organizarse, y en el verano del año pasado optaron por hacer huecos en la zona más cercana a la carretera, con el fin de subsistir.

Así, lograron encontrar varios puntos de agua, de donde pueden acceder directamente para abastecerse del líquido elemento.

MALA VIDA. Sin embargo, la vida no dejó de ser justa para los moradores de estos 5 asentamientos humanos, pues cada mañana se levantan muy temprano para hacer cola y poder llenar de agua unos cuantos baldes, que servirán para la comida, o para lavar la ropa.

"Ellos (la municipalidad de Paita) han venido a decirnos que no podíamos hacer estos huecos, y que nuestra pileta está más al fondo, pero no cae agua allá, pues. Por eso nos hemos visto obligados a hacer estos huecos. Todo es una injusticia, pero no queda de otra... Necesitamos agua", comenta uno de los vecinos, mirando lo turbia que ha salido el agua aquella mañana, pero que no puede dejar de llevar, porque igual podrá servir para lavar algo.

Pero más raro aún es que a pesar de que los pobladores no tienen agua en sus casas, pagan recibo por ese servicio.

Sumado a ello, está el gasto que hacen para pagar por cada balde con agua, que cuesta 50 céntimos. Empero, se necesita entre 12 y 15 baldes para llenar un cilindro, por lo que su gasto asciende a casi 8 soles diarios. Además de ello, está el pago de mototaxi, que se encarga de trasladar el gran peso de los baldes, pues de otra forma no se podrían llevar.

SÓLO PARA ALGUNOS. Más contradictorio es para otros moradores, quienes ven cuando la cisterna de la municipalidad provincial de Paita llega a echar agua en unos noquel (pozos de agua que la municipalidad creó) que pertenecen a otros sectores, pero que no se está permitido compartir, aunque es una de las mayores carencias.

"La municipalidad no nos trae agua, sólo a ciertas personas, porque ellos son socios de un noquel. Si llegamos a pedir agua a esos noquel, nos dicen que no hay agua", dice don Carlos, mientras mira cómo la presión del agua va disminuyendo, por lo que apura a sus hijas a traer más baldes antes de que se corte el precario servicio.

TAGS RELACIONADOS