La noche del 14 de agosto, hace 18 años, a puertas de celebrarse un nuevo aniversario de Arequipa, 35 personas perecieron electrocutadas y carbonizadas en el puente Grau. A pesar del tiempo, el recuerdo permanece perenne en los familiares de los fallecidos.

Decenas de personas ubicadas en la vieja estructura alzaban la vista para mirar los fuegos artificiales, mientras abajo, en la Av. La Marina, miles bailaban al son de la orquesta que tocaba sobre el iluminado escenario colocado en media pista.

La esquirla de una bombarda lanzada desde la parte inferior del puente alcanzó un cable de media tensión, que al caer sobre la gente apoyada sobre la baranda habilitó un circuito de muerte y desolación.

El locutor logró parar la música y trató de explicar lo sucedido, pero el gentío enfervorizado solo se enteró de la tragedia al día siguiente.

"Fue el peor momento de mi vida...", recuerda algo consternado Roger Cáceres Pérez, en ese entonces alcalde provincial. Asegura que hasta hoy no deja de ser una reminiscencia espantosa que "ha dejado un claro mensaje en temas de seguridad".

Aunque el grueso de la población probablemente ignore o solo reconozca este suceso como una anécdota pasada, para los familiares de las víctimas esta fecha es una suma de sentimientos que van de la celebración al recuerdo trágico.

La familia y los compañeros del SO1 PNP Edward Jimmy Juan Castelo Alí en cada aniversario de Arequipa evocan al integrante de la banda de música de la Policía, que ofrendó su vida cumpliendo su servicio.

Los suboficiales superiores de la PNP Isidro Córdova Chambilla y Luciano Pardo Chuquineyra, promoción de Castelo, lamentan su pérdida porque dejó tres hijos pequeños y uno en el vientre de su esposa.

La pareja Marco Mendoza y Beatriz Marín, junto con su sobrina Lizeth, de apenas 13 años, fallecieron en aquella fatídica fecha. Los esposos, dejaron en la orfandad al recién nacido Bryam y a Carol, de 7 años de edad.

Ambos quedaron al cuidado de su abuela Juana Chuy; no obstante, los tíos también contribuyeron en la formación y educación de los dos angelitos.

"Ella es enfermera, mientras que él estudia Finanzas en la universidad. Sin embargo, esta fecha para ambos es siempre un día triste", manifestó Marisol Marín, hermana de Beatriz, al hablar de sus sobrinos.

El gerente de Seguridad Ciudadana de la Municipalidad Provincial de Arequipa, Antonio Bustamante Bedoya, a raíz de este hecho, sostuvo que las serenatas en Arequipa nunca volvieron a ser las mismas, en un sentido positivo.

"El trabajo en seguridad para estas fechas es al detalle. Este hecho no debe volver a suceder", puntualizó el funcionario edil.

Horas de angustia vivieron los arequipeños que esperaban la llegada de sus familiares a casa en aquella fatídica madrugada.

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