Pese a los avances en la vacunación contra el COVID-19 en el Perú, que cuenta con un total de 71.6% de inmunizados con la tercera dosis (Ministerio de Salud), bolsones de población desprotegida frente al virus aún persisten a nivel nacional.
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Provincias como Puno y Madre de Dios no superan el 59.9% y 63.8%, respectivamente, de población vulnerable inoculada con la tercera dosis de refuerzo.
CORREO conversó con especialistas en la materia, miembros de la asociación Propuesta País, y recogió distintos aspectos de mejora en el actual proceso de inmunización contra el coronavirus.
Los citados expertos analizaron el informe del Grupo de Trabajo de Seguimiento y Fiscalización de la vacunación COVID-19, albergado por la Comisión de Salud del Congreso, publicado en agosto de este año.
Actualización y mejora de los sistemas de información
El Minsa maneja actualmente el Sistema de Registro Nominal de Vacunación (SRNV), así como el tablero de datos del Repositorio Único Nacional de Información en Salud (REUNIS), para reportar lo concerniente a la gestión de inoculaciones en el país.
Dichos sistemas requieren con urgencia, en consideración de la Doctora en Salud Pública Karine Zevallos, una actualización o renovación, pues registros como el SRNV constituyen un “sistema incompleto y no es interoperable”.
“En el SRNV no se equipara lo que tenemos en papel con lo que aparece en el registro. Lo que pasa es que a veces tenemos cien vacunados en el papel, pero al momento de descargar el sistema aparecen -6% aproximadamente. Esta plataforma viene desde el 2014″, puntualiza.
Asimismo, la también especialista en estadística de investigación sugiere que el tablero de datos del REUNIS cuente con registros automáticos, como medida momentánea, para que los trabajadores de la salud puedan enfocarse en obtener datos de calidad.
“No se necesita una inversión en crear un sistema, lo que se necesita es uno que converse con otros. Si se tiene que hacer un cambio total adelante, Colombia lo hizo al igual que otros países. En el camino pueden perderse ciertos datos, como siempre pasa, pero los cambios traen estas cosas y son buenos, sin información trabajamos a medias. Son recursos del Estado los que se pierden, al final”, detalló.
Estrategia comunicacional a largo plazo
Para la comunicadora Doris Alfaro, Gerente de Proyectos de la consultora CONACCIÓN, “hay muchos aspectos superados” en el proceso de vacunación actual, por ello, resalta que es momento de focalizar el trabajo de comunicación a nivel comunitario.
“Se hizo un trabajo de campaña para promocionar las fechas de la vacunación, ubicación de vacunatorios, etc., un elemento importante (…) pero ahora se necesita trabajar en el cambio de comportamiento, no solo (brindar) información. Falta entender los por qué, la población no lo entiende porque no se le explica la importancia de tener todas las dosis”, comenta.
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La especialista coincide con Arturo Granados, experto en descentralización y políticas públicas, quien destaca que la estrategia comunicacional del Minsa “no incorpora adecuadamente la labor de agentes comunitarios en los barrios, zonas alejadas, mercados y escuelas”.
“La estrategia tiene que implementar un trabajo comunitario en espacios preferentes y prioritarios como los colegios, eso es un trabajo inmediato. Lo que pasa es que en este terreno no se ha hecho una inversión en serio de tiempo, de recursos y de cabeza. Tenemos campañas, no una estrategia de comunicación”, señala Granados.
Eficiencia en el uso de las vacunas contra el COVID-19
Para Granados, las vacunas contra el coronavirus podrían tener un manejo más óptimo. El ex director general de Descentralización del Minsa manifiesta que es primordial reducir el factor pérdida con el que cuenta el Perú.
“Por protocolo, está permitido en zona urbana y rural un desperdicio de 50% y un 70%, respectivamente. Es decir, por cada millón de vacunas en una zona urbana puedo perder la mitad y no pasa nada; en una zona rural (pueden descartarse) como 200 mil. Debe hacerse un esfuerzo por ser más cuidadosos”, indica.
Asimismo, El médico epidemiólogo Edgardo Nepo afirma que se “necesita identificar con claridad los grupos de población (con cobertura baja), y los ámbitos geográficos donde esta reside, para focalizar los esfuerzos” de vacunación.
“Hay un conjunto de actividades y tareas que se hacen pero no se percibe, con claridad, que se esté focalizando en los bolsones de población que todavía queda sin proteger. Por ejemplo, sobre la tercera dosis, en Puno, Amazonas y Ayacucho los mayores de ochenta, que deberían estar con su tercera dosis, no llegan al 70%”, agrega.