Tribuna electoral | Candidato presidencial por el Partido Morado: Hoy en el Perú existe una oportunidad histórica de alcanzar un acuerdo republicano. (Foto: Facebook de Julio Guzmán)
Tribuna electoral | Candidato presidencial por el Partido Morado: Hoy en el Perú existe una oportunidad histórica de alcanzar un acuerdo republicano. (Foto: Facebook de Julio Guzmán)

Las expectativas y esperanzas de millones de peruanos parecen haberse agotado luego de los decepcionantes gobiernos de Toledo, García, Humala, Kuczynski y Vizcarra. La consecuencia: un país donde, de acuerdo al Informe 2017 de la Corporación Latinobarómetro, solo el 45% de los peruanos apoya la democracia.

Nos encontramos, entonces, ante dos caminos: hacer de esta desconfianza ciudadana un instrumento político y usarlo para el beneficio propio, como vienen haciendo los extremos populistas en la actual campaña, o asumir este escenario tan adverso y confrontarlo con soluciones complejas, pero realmente transformadoras. El Partido Morado y yo, como su actual candidato a la presidencia, abrazamos la segunda opción. Estamos totalmente convencidos de que la única forma de erigir una nueva narrativa que recupere la confianza de los peruanos en la vida democrática es impulsando una intensa ola reformista, liderada por una plataforma política de centro. La reforma es imprescindible y urgente porque el Estado peruano, tal como está diseñado, se encuentra imposibilitado de ofrecer un futuro mejor a sus ciudadanos y, por ende, incapaz de hacer creíble una nueva promesa de prosperidad en libertad, sin autoritarismos. El Estado peruano está obsoleto, atorado, ausente y, en consecuencia, brutalmente expuesto a la corrupción. Tiene instituciones del siglo XIX, está conducido por políticos del siglo XX y pretende servir a ciudadanos del siglo XXI.

Hoy en el Perú existe una oportunidad histórica de alcanzar un Acuerdo Republicano que emprenda la “promesa reformista”. Para ello, planteamos la ejecución de cuatro grandes reformas. La reforma del conocimiento es la primera. El país debe tener control en la creación de capacidades humanas y la producción de información para propulsar su propio progreso. Ello requiere ajustes drásticos en las políticas educativa y de salud infantil, y el lanzamiento de una ambiciosa política pública para el impulso de la innovación productiva, la ciencia y la tecnología. La segunda es la reforma de la gestión del territorio. Para aprovechar su diversidad de diversidades, el Perú debe aprender a conocer y administrar todos sus recursos. El ordenamiento territorial no puede esperar. La descentralización debe ser pensada. La infraestructura nacional debe ser declarada en emergencia, seguida de un ambicioso plan de construcción de obras de interés estratégico nacional. El acceso a libertades económicas es la tercera gran reforma. Para progresar, debemos maximizar el potencial productivo de todos los peruanos, lo que supone establecer reglas de juego que garanticen igualdad de condiciones para la iniciativa privada. Eso obliga transitar hacia un sistema tributario más justo, fortalecer los derechos de propiedad, reforzar la lucha contra las prácticas de abuso de posición de dominio, y expandir los programas de apoyo al desarrollo productivo para impulsar la diversificación de la economía. La reforma de las instituciones políticas es la cuarta gran reforma. El desarrollo no será posible sin políticas públicas de calidad y éstas sólo nacen de procesos políticos altamente representativos e incluyentes. La reforma debe concentrarse en tres áreas: promover una sólida representatividad política, transparentar el financiamiento de las organizaciones políticas, y reducir los privilegios, gollerías y carga burocrática.

Las próximas elecciones presidenciales del 2021 abrirán una nueva etapa en la vida política del Perú. Si no apostamos por el reformismo, tendremos extremismo, y es inconcebible recibir el bicentenario de esa manera, sobre todo en medio de la peor crisis económica y sanitaria de nuestra historia. En el Perú, no podemos reemplazar a los viejos dinosaurios por nuevos monstruos, que quizás sean peores. Necesitamos que la república deje de ser una utopía y eso solo será posible invirtiendo masivamente en el talento de los peruanos, consolidando una verdadera cancha plana y poniendo a los peruanos y sus problemas al centro.

Durante la campaña electoral, Correo destinará una página a cada uno de los candidatos presidenciales para que hagan una exposición de sus principales propuestas de gobierno.

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