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Asumió la presidencia de la República el pasado 23 de marzo, en medio de una crisis política que empujó a Pedro Pablo Kuczynski a renunciar tras la difusión de los “mamanivideos”. Desde entonces, el actual jefe de Estado, , ha buscado gobernar con orden y consenso; pero no cabe duda de que se ha cruzado, y en algunas veces hasta tropezado, con más de una piedra en el camino.

Hoy se cumplen 100 días desde que el Mandatario ocupó el sillón de Pizarro, ya como titular, y en su discurso de investidura -además de romper con la gestión anterior al anunciar que cambiaría a todo el Gabinete- anunció el propósito de poner “punto final a la confrontación” entre el Ejecutivo y el Legislativo, y una lucha tenaz contra la corrupción.

Pero pocos días después comenzó a enfrentar los primeros cuestionamientos, incluso de su propia bancada de Peruanos Por el Kambio (PPK), luego de confirmar los rumores y anunciar, el 28 de marzo, que su premier sería el promotor del segundo pedido de vacancia en contra de Kuczynski: César Villanueva.

Una de sus primeras decisiones fue romper con los rezagos de la gestión de Kuczynski, y renovó al personal de Palacio y a todo el Gabinete. Comenzó lo que llaman la “mancha provinciana”.

Sin embargo, esta intención se empañó por la críticas a la designación de Liliana La Rosa, Midis; Patricia Balbuena, Cultura; y Christian Sánchez, Trabajo, asociados a la izquierda.

Además, desde la bancada de PPK advirtieron que a ellos no les consultaron nada y que, en consecuencia, más coordinaban con el fujimorismo que con ellos.

Luego Vizcarra lideró la Cumbre de las Américas, desarrollada ese mismo mes en Lima, a la que solo asistieran las mitad de los 34 jefes de Estado invitados.

Días después, Vizcarra propuso el retorno a la bicameralidad, lo que de inmediato fue rechazado por Fuerza Popular.

Después, a Vizcarra le estalló un escándalo: la revelación de que el entonces ministro de la Producción, Daniel Córdova, ofreció a pescadores la “cabeza” de su viceministro de Pesca y Acuicultura, Héctor Soldi, para evitar un paro. Así, Raúl Pérez-Reyes juró el 30 de abril como titular de ese portafolio, luego de la salida de Córdova, quien solo estuvo 22 días en el cargo. No obstante, el 2 de mayo el Gabinete Villanueva recibió la confianza del Legislativo.

Uno de los momentos más álgidos en estos primeros 100 días se dio con el anuncio del incremento del Impuesto Selectivo al Consumo (ISC) a los combustibles, licores, gaseosas, cigarrillos y autos, una medida que gustó a muy pocos.

En ese instante, se reavivaron las discrepancias con la bancada de PPK, luego de que el mandatario revelase que Mercedes Aráoz, cuando era premier, le pidió que renuncie si Kuczynski caía en el segundo pedido de vacancia. Fue en esa coyuntura que Vizcarra se reunió con su bancada, para limar asperezas.

Más adelante, a mediados de mayo, se obtuvo la aprobación de las facultades para acelerar la reconstrucción e impulsar la economía; pero entonces otro escándalo sacudió al Ejecutivo: la renuncia de David Tuesta al Ministerio de Economía y Finanzas, una reacción a la decisión gubernamental de devolver parte del ISC por el combustible a camioneros y transportistas interprovinciales, quienes amenazaban con un paro. Carlos Oliva juró en su reemplazo el 8 de junio.

La aprobación de la ley que prohíbe la difusión de publicidad estatal en medios privados, llamada por Vizcarra “Ley Mordaza”, puso de nuevo en el mismo lado a la bancada oficialista y el Ejecutivo; pero esta sintonía se echó a perder luego de que el Presidente se reuniera con los congresistas de esa bancada procedentes del interior del país, dejando a los “limeños” relegados. Días después, el jefe de Estado invitó esta vez a todos los oficialistas, quienes ahora esperan que este clima continúe durante los siguientes tres años.

Hoy, la relación con el fujimorismo, pese a algunas pullas, sigue siendo positiva y parece encaminada a mantenerse así.

MARCHAS Y CONTRAMARCHAS

Pese a todos estos incidentes, analistas opinan que, al menos por ahora, el presidente de la República no ha defraudado las expectativas.

Por ejemplo, el politólogo Carlos Tapia destaca que se debe reconocer la situación particular con la que este Gobierno se instala, en medio de una crisis y una dimisión presidencial.

“Me parece bien que haya menguado la contradicción y conflicto exacerbado entre el Gobierno y el Congreso. Eso entrampaba la acción del Ejecutivo. Vizcarra insiste en los viajes a provincia y frecuentar la relación directa con los ciudadanos del interior del país”, señala.

No obstante, agregó que debe impulsar una reforma electoral y, aunque advirtió que existe “una falta de comunicación con su bancada”, calificó como un acierto el acercamiento al grupo parlamentario de la mayoría.

EN CONTRA

“No ha hecho nada. En este momento, el Gobierno de Martín Vizcarra deja la impresión de que lo único que quiere es llegar al 2021, para la foto”, comenta sin embargo para Correo el Decano de la Facultad de Economía de la UPC, Carlos Adrianzén. El economista asegura que, más allá de haber obtenido facultades legislativas, en materia económica no tienen nada que mostrar. “Ellos creen que (la clave) es elevar impuestos”.

En esa línea, Adrianzén piensa que el salto de crecimiento de 7% del PBI (entre abril del 2017 y abril del 2018) no es un indicador de real reactivación de la economía nacional.

“Es solo un rebote parcial y básicamente estadístico que no va a volver a repetirse, lamentablemente”, afirma. Añade que el presidente Vizcarra está “desaprovechando el bono” que significa “el desgaste del Legislativo”.

A su juicio, lo más acertado que ve en materia económica es que el Gobierno ha mantenido la independencia del Banco Central de Reserva, entidad que -en su opinión- está logrando mantener baja la inflación.

A FAVOR

El investigador principal del Grade (Grupo de Análisis Para el Desarrollo), Hugo Ñopo Aguilar, manifiesta un enfoque opuesto al de Adrianzén. Lo crucial -a su juicio- para impulsar la economía “es aumentar la recaudación. Entonces, el mayor desacierto ha sido retroceder en el esfuerzo por aumentar la recaudación”, dice en referencia a la renuncia del exministro David Tuesta.

Su mirada en materia económica del país es optimista. “La economía se está moviendo bien. Este crecimiento de abril 7.8% (cifra de abril) es alto, inesperado, positivo. Eso está muy bien. Pero no basta con que crezca; es importante recaudar bien. Sin duda, ahí está nuestro reto”.

El analista político Juan Carlos Valdivia ve en estos primeros cien días del gobierno “una gestión conversada” entre el Ejecutivo y la mayoría legislativa. “Con Vizcarra, hay un relación distendida y conversada con el keikismo”, anota. Ve, asimismo, un énfasis especial en el tema de la descentralización, sobre todo presupuestal. “Creo que en ese esquema vamos a ver, a fin de año, si está equivocado o no, porque la gestión de los gobiernos regionales siempre ha estado en cuestión. Esperemos que no sea plata mal gastada”.

De otro lado, observa que el Gobierno en estos cien días no ha hecho evidente una “propuesta hacia los próximos tres años”. Se refiere a una gran oferta seria, una propuesta de hacia dónde ir. “Creo que eso le falta plasmar. En qué situación vamos a estar en el 2021, el bicentenario, y qué cosa va a ayudar a transformar él en estos tres años”. Admite que es bueno conversar, pero “no hay un norte, estamos flotando. Gobernar no es flotar; o sea, navegar no es flotar. Tenemos que ir a un rumbo. ¿Hacia dónde estamos yendo? Flotar es bueno porque no nos hundimos; es malo porque no avanzamos”.

Por último, piensa que la política recaudadora de Tuesta estaba generando incertidumbre en el mercado. “Ahora hay que esperar que Oliva, un profesional serio, inteligente, le ponga los parámetros de hacia dónde vamos”.

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