En sus memorias, “Revolución en Los Andes”, el jefe del movimiento terrorista MRTA, Víctor Polay Campos, revela información inédita sobre las relaciones de colaboración que el grupo armado mantuvo con partidos, personalidades y sindicatos de la izquierda comunista de los 80.
La data de Polay pone en entredicho la tesis de la Comisión de la Verdad y Reconciliación (CVR), según la cual el MRTA era básicamente un proyecto militarista sin aparato político.
Sus relaciones principales fueron con políticos marxistas, como Javier Diez Canseco, entonces líder del Partido Unificiado Mariateguista (PUM); y Jorge del Prado, secretario general del Partido Comunista Peruano (soviético). Polay llama “sector consecuente” a este sector. En cambio, se expresa con hostilidad sobre Alfonso Barrantes, líder del bloque Izquierda Unida.
DIEZ-CANSECO. La relación más fluida era con Javier Diez-Canseco y el PUM, escribe Polay. “La relación principal la tuvimos con Javier Diez-Canseco que era su dirigente más importante (...), nunca dejamos de perder el contacto”, precisa.
Se conocieron en 1979. Ambos pasaron una semana juntos en Bengasi, Libia, en una reunión de la izquierda comunista latinoamericana con el dictador árabe Muammar Gadafi.
Recuerda que Diez-Canseco, hacia 1984, intentó formar un grupo armado. “Cuando ellos (el PUM) pensaban alzarse en armas abriendo un frente guerrillero en Puno, los apoyamos logísticamente y con nuestra experiencia”.
“Con el PCP (y Jorge del Prado) tuvimos relaciones desde un comienzo. Cuando nos íbamos a levantar en el Cusco, en 1983, ellos se comprometieron a solidarizarse en caso necesario”, anota.