El gobierno de Venezuela mantiene su postura desafiante. El ministro de Relaciones Exteriores de ese país, Jorge Arreaza Montserrat, remitió una carta a su homóloga peruana, Cayetana Aljovín, en la que reafirma que el mandatario llanero Nicolás Maduro llegará a Lima en abril para participar en la Cumbre de las Américas.
En la misiva, el funcionario extranjero cuestiona al Perú por su “pretensión” de retirarle la invitación a Nicolás Maduro, una medida que tildó de “infundada” desde el punto de vista jurídico, así como de “errática y unilateral”.
“(Es un) notorio irrespeto a los principios más elementales del Derecho Internacional Público”, añade.
Sobre el tema, explica que el Perú no tiene “la facultad de decidir sobre la participación de un Estado miembro y fundador en las reuniones de la Cumbre de las Américas”.
Aunque no lo menciona, el documento alude a la Declaración de Quebec, el principal argumento de Cayetana Aljovín para “desinvitar” a Maduro, pues dicho acuerdo establece que cualquier alteración o ruptura inconstitucional al orden democrático -como las elecciones adelantadas anunciadas en Venezuela- “constituye un obstáculo insuperable” para la participación de un gobierno en la cita.
Al respecto, el canciller venezolano asegura que nuestro país no puede atribuirse “la interpretación o aplicación de documento alguno en el marco de la Cumbre de las Américas, sin previo debate y decisión de los jefes de Estado” que participan en el evento.
“El incumplimiento de este compromiso, a partir de evidentes motivaciones políticas/ideológicas, constituiría una grave afrenta de su gobierno, no solo a la organización de las Cumbres de las Américas, sino, peor aún, representaría un golpe bajo al multilateralismo en nuestra región”, sentencia el oficio, que tiene como fecha el último sábado 17 de febrero.
DEMANDA GARANTÍAS
Como si todo esto fuera poco, el ministro llanero enfatiza que al Perú, en su condición de organizador del evento, solo le corresponde invitar a los altos dignatarios, organizar la reunión y brindar “las facilidades logísticas, de seguridad y resguardo a los participantes; además de garantizar las inmunidades y privilegios respectivos”, según un acuerdo suscrito por el país el 20 de julio de 2017 cuando asumió la organización del evento.En su carta, Jorge Arreaza precisa que todo esto es extensivo a las delegaciones de los Estados -como la de Venezuela-, a las autoridades de la Organización de los Estados Americanos (OEA) y a los funcionarios de la Secretaría General de la OEA.
“Confirmamos que el presidente Nicolás Maduro Moros asistirá puntualmente, los días 13 y 14 de abril, a la ciudad de Lima, como representante del pueblo bolivariano de Venezuela”, reza la misiva en su parte final.
RIESGO DE RUPTURA
Luego de conocer el contenido de este documento, Correo se comunicó con fuentes del Ministerio de Relaciones Exteriores. Aunque estas no adelantaron si esta misiva tendría una respuesta, reiteraron que no habría marcha atrás en la posición del Perú con respecto al retiro de la invitación al sucesor de Hugo Chávez.Como adelantándose a esta respuesta, la canciller Aljovín -en una entrevista que ofreció a La República y ante la consulta de qué se haría si el mandatario venezolano viniese a Lima pese a toda la oposición- expresó que “el Estado tiene facultades y procedimientos administrativos para establecer medidas de diferente tipo cuando una persona no es bienvenida”. Sin embargo, no precisó cuáles serían estas medidas.
Consultado por Correo, Francisco Tudela, exministro de Relaciones Exteriores, refirió que si Maduro persiste en arribar a Lima en abril, el gobierno peruano podría negarle la autorización de ingreso a cielo nacional al avión que lo transporte, lo que, advirtió, significaría la ruptura instantánea de las relaciones con Venezuela.
“Si no hay autorización, el vuelo, claro, no puede proseguir, pero por el otro lado, también el Grupo de Lima, lamentablemente, se vería afectado si el país que lo convoca no tiene relaciones con Venezuela”, anticipó.
Tudela también destacó que esta situación supone, sin lugar a dudas, una confrontación entre ambos Estados, y destacó que no hay precedentes de una situación similar.
El internacionalista agregó que, en su opinión, era mejor confrontar a Maduro en la misma cumbre que enfrentarlo ahora con un retiro de invitación.
Sobre el argumento que apunta a que solo una reunión de los presidentes de la Cumbre de las Américas era la instancia adecuada para decidir la “desinvitación” del sucesor de Chávez, Tudela respondió que tenía la impresión de que Arreaza tiene un punto a favor.
“Es una decisión que evidentemente tiene que ser tomada por el mismo grupo multilateral”, respondió.
RESPALDO
Desde el Congreso, Jorge del Castillo (APRA) calificó la respuesta del canciller venezolano como una nueva provocación hacia el Perú. Del mismo modo, sostuvo que el país debe mantener firme su posición de no recibir a Nicolás Maduro.“(La respuesta del canciller de Venezuela) es una cáscara de plátano que ponen allí para (nosotros) decir que no le vamos a dar garantías. Lo concreto es que si Maduro ya no está invitado, él ya no tendría que venir, lo demás es pretender forzar una situación que va más allá de cualquier buena forma”, aseguró.
En ese sentido, exhortó a toda la clase política, así como a los sectores diplomáticos y mediáticos, a colaborar para que el país tenga una sola posición sobre el tema, pues de lo contrario el gobierno chavista se aprovecharía.
“Si un presidente, por sus antecedentes dictatoriales, no es recibido en el Perú, ha sido desinvitado, no entiendo por qué tiene que insistir en una cosa así (...) Cuando se le hizo la invitación a Maduro, no existía la farsa de esas elecciones”, precisó.