Se refugiaba con su familia en una casa con cristales blindados, fortificada contra asaltos, en La Perla, Callao. Cuatro cámaras de videovigilancia reportaban las 24 horas del día lo que acontecía en las cercanías.
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Wilbur Castillo, de 49 años, iba siempre armado, llevaba consigo una cámara fotográfica a mano y una microfilmadora “botón” adherida a la camisa.
La suya era una muerte anunciada. “¿Qué piensas cuando dicen que hueles a muerto’”, le lanzó una reportera de TV en 2012. “Que están en lo cierto”, respondió con la resignación de un enfermo terminal.
Es que ese año obtuvo notoriedad pública al revelar la existencia, en la Municipalidad del Callao, de una presunta red de “chuponeo” telefónico para espiar al entonces presidente regional Félix Moreno. La interceptación, según el informante, sería promovida por las autoridades ediles de la provincia. El dato ponía en evidencia una feroz lucha interna entre los jerarcas del movimiento político “Chim Pum Callao”.
La denuncia involucró al exfutbolista Roberto Martínez, que a la sazón era gerente de Servicios Generales de la Municipalidad del Callao.
No hay evidencias de que tal denuncia tenga relación con los tres intentos de asesinato contra Wilbur Castillo Sánchez.
Lo cierto es que Wilbur Castillo, “un hombre de los bajos fondos”, como ha ratificado el jefe de la Policía Nacional del Callao, general Julio César Otoya, era blanco, desde hace varios años, de una feroz persecución por sicarios de la banda criminal manejada por el delincuente Gerson Gálvez Calle, alias “Caracol”. Las evidencias indican que Wilbur Castillo, expresidiario con antecedentes por asalto en banda, secuestro, extorsión y cobro de cupos al sector construcción civil, no estaba alejado de actividades ilícitas en la actualidad. El de ayer fue la cuarta y última emboscada de sus enemigos.
LA EMBOSCADA. El exintegrante de la banda “Los Injertos del Fundo Oquendo” (años 90) fue “cazado” ayer por asesinos de la banda rival que lo acosaba. Momentos antes, la víctima había dejado en el colegio a su pequeña hija y retornaba a su casa en una camioneta azul. Los pistoleros seguían cada uno de sus movimientos desde un coche negro con lunas polarizadas.
Al ingresar en la avenida Santa Rosa, Wilbur Castillo se percató del seguimiento y aceleró. En la huida, al virar velozmente hacia la derecha, embistió a un automóvil de servicio de taxi y luego se estrelló contra un poste de luz. En segundos recibió el impacto de 25 disparos. Ya estaba muerto cuando fue conducido al hospital.
SINIESTRO “CARACOL”. Sonia Sofía Prieto, esposa del baleado, tras exigir airadamente a la Policía la devolución de la pistola que usaba su marido, dijo no tener ni la menor duda que el autor intelectual del asesinato es el delincuente Gerson Gálvez Calle, alias ‘Caracol’, cabecilla de ‘Los Malditos de Canadá’, un sujeto que estuvo preso entre 2002 y 2014.
Prieto relató que hace una semana, su marido le confió que sabía quién era el sicario elegido por “Caracol”. Mencionó al hampón Bell Santillán Ríos, el mismo sujeto que fue rescatado por sus compinches cuando era atendido en el hospital Daniel Carrión el 18 de noviembre último.
Otro familiar de la víctima, Roberto Castillo Sánchez (hermano), acusó, sin presentar prueba alguna, a Félix Moreno, gobernador regional del Callao; Patricia Chirinos, alcaldesa de La Perla; y a Rogelio Canches, congresista, como los supuestos autores intelectuales del asesinato.
FIRME DESMENTIDO. El gobernador regional del Callao, Félix Moreno; la alcaldesa Patricia Chirinos y el parlamentario Rogelio Canches rechazaron, por separado, las acusaciones de un hermano de la víctima que los responsabilizó de ser “autores intelectuales” del crimen.
Moreno adelantó que va a querellar a Roberto Castillo Sánchez. “Estoy totalmente indignado por la tontería que ha dicho este señor -dijo Moreno-. Me ha difamado en una forma abierta, en un canal de Tv con mucha teleaudiencia. Una gran tontería”.
Patricia Chirinos, a su turno, manifestó que “Wilbur Castillo es un delincuente y entre delincuentes se matan”. Agregó que teme por su vida y la de sus hijos, por lo que pidió la ayuda de la Policía.
Rogelio Canches también pidió al Ministerio del Interior resguardo para su hija. Dio a entender que el hermano de la víctima era un sujeto peligroso.
¿GUERRA DE BANDAS? Los primeros datos policiales señalan que la muerte de Wilbur Castillo es parte de un guerra entre bandas criminales que se disputan el control del cobro de cupos, del transporte y el tráfico de drogas en el Callao.
El hecho puso el dedo en la llaga de la inseguridad ciudadana en la provincia del Callao y puso en entredicho el desempeño del gobierno regional y la Municipalidad del Callao.
El general PNP Julio César Otoya precisó que la Dirección de Investigación Criminal conocía la identidad del autor intelectual del asesinato y también de los autores materiales, pero se excusó de revelarlos. “Tenemos identificado quién sería el autor intelectual. El móvil también: la venganza.