¿Tomas una copa de vino al día? Hacerlo envejece y reduce esperanza de vida

¿Cuántas veces hemos escuchado que tomar una copa de vino al día ayuda a reducir el riesgo cardiovascular y de mortalidad? Seguramente, mucha. Sin embargo, múltiples estudios recientes aseguran que esta rutina es más perjudicial que beneficiosa.

Al día de hoy podemos decir que bebidas alcohólicas no alargan la vida, por más corto que sea su consumo, sino que reducen la esperanza de vida y aceleran el envejecimiento.

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En realidad, no haría falta ni siquiera tomar una copa diaria para acelerar el envejecimiento de forma prematura, pues según un estudio publicado en la revista Molecular Psychiatry, beber más de cinco copas grandes de vino a la semana serían suficientes para dañar nuestro ADN y acelerar el envejecimiento.

Los investigadores de la Universidad de Oxford llegaron a esta conclusión tras analizar datos de 245.000 adultos de Reino Unido, en los que compararon sus hábitos de consumo de alcohol con la presencia de un marcador biológico esencial para el envejecimiento.

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Así, determinaron que el alcohol afecta a los telómeros, una sección del ADN que protege los extremos de los cromosomas, y cuya longitud se considera una medida de la longevidad. Estos telómeros solo se verían afectados al beber más de 17 unidades de alcohol a la semana, según el estudio.

También se tuvo el tipo de consumo, sugiriendo que un consumo moderado (menos de 17 unidades a la semana, o alrededor de una pinta de cerveza al día) no tendría un impacto negativo sobre los telómeros.

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Pero sobrepasar este rango de consumo sí sería pernicioso. El 40% de los encuestados, correspondientes a los mayores bebedores, superaban este consumo de 17 unidades semanales y sí tenían los telómeros significativamente más cortos, algo que se relacionaría con un aumento del riesgo de enfermedades relacionadas con la edad.

La hipótesis de los investigadores es que la causa de este envejecimiento secundario por tomar alcohol se relacionaría con la capacidad de esta sustancia para provocar inflamación y estrés celular, algo que daña el ADN.

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Como conclusiones del estudio, apuntan que el acortamiento de los telómeros sería un factor de riesgo para sufrir enfermedades relacionadas con la edad, como el alzhéimer. Se hace hincapié en la dosis, pues la cantidad determinará cuántos nos afectara a futuro.

Una recomendación sería reducir el consumo parcialmente, dado que el estudio indica la existencia de un posible umbral a partir del cual se producen los efectos negativos tras su consumo. Sin embargo, cabe recalcar que se trata de un estudio observacional y no de un ensayo clínico.

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