Una dieta con alimentos mínimamente procesados podría ser más eficaz para perder peso y mejorar la salud cardiometabólica que una basada en alimentos ultraprocesados, incluso si ambas cumplen con las mismas pautas nutricionales. Así lo concluye un estudio liderado por investigadores del University College de Londres y publicado en la prestigiosa revista científica Nature Medicine.
La investigación se enfocó en 55 participantes, quienes alternaron entre dos tipos de dieta durante ocho semanas cada una, separadas por un mes de descanso. Una estaba compuesta principalmente por alimentos ultraprocesados, como cereales para el desayuno y lasañas precocinadas, y la otra por alimentos mínimamente procesados, como avena remojada o espaguetis caseros. Ambas dietas seguían las recomendaciones nutricionales de la Guía Eatwell del Gobierno del Reino Unido, incluyendo niveles similares de grasas, proteínas, carbohidratos, fibra y sal.
A pesar de que los participantes podían comer libremente —sin restricción calórica—, los resultados mostraron que con la dieta mínimamente procesada se perdió el doble de peso que con la ultraprocesada (2 % frente a 1 % en ocho semanas). Extrapolado a un año, esto equivaldría a una reducción de peso estimada del 13 % en hombres y 9 % en mujeres con la dieta natural, frente a solo un 4 % y 5 %, respectivamente, con la otra.
Además, la dieta mínimamente procesada demostró ser más efectiva para:
- Reducir la masa grasa y la grasa visceral.
- Disminuir los niveles de triglicéridos.
- Mejorar el control del apetito y resistencia a los antojos.
Aunque la dieta ultraprocesada tuvo una leve ventaja en la reducción del colesterol LDL (“colesterol malo”), los investigadores advierten que el impacto negativo general sobre la salud cardiometabólica y el control del apetito sigue siendo significativo.
Según Samuel Dicken, uno de los autores del estudio, “aunque una diferencia del 2 % puede parecer pequeña en ocho semanas, si se mantiene a lo largo del tiempo podría significar mejoras sustanciales en salud pública”.
El trabajo también reveló que, aunque las dietas fueron igualmente satisfactorias en general, los participantes calificaron como más sabrosa la dieta ultraprocesada, pero reportaron mejor control del deseo de comer con la dieta basada en alimentos naturales.
Este estudio resalta que no todos los ultraprocesados son intrínsecamente dañinos, pero el grado de procesamiento sí influye en la respuesta del cuerpo, incluso si se mantiene el equilibrio nutricional. Por ello, los autores recomiendan reconsiderar el peso del procesamiento alimentario en las futuras guías dietéticas.





