El sueño perdido no se recupera jamás y provoca varias enfermedades, según especialista
El sueño perdido no se recupera jamás y provoca varias enfermedades, según especialista

Los hábitos y una serie de ocupaciones actual obliga a que muchas personas permanezcan despiertas hasta altas horas de la noche, ya sea por estudios o trabajo; pero ¿una noche de  inadecuado se puede recuperar? 

El doctor Marco Almerí, médico investigador en salud del Hospital Barton, de EsSalud, aseguró en Panamericana Tv  que el sueño perdido no se recupera jamás e incluso está asociado al proceso de envejecimiento y causa una serie de enfermedades.

Almerí reconoció que la tendencia mundial es a dormir menos. Así, por diversos motivos como las ocupaciones diaria, numerosas personas experimentan falta de sueño, restando la importancia que este tiene en la buena salud. 

El especialista alertó que no dormir las horas necesarias (siete horas en adultos) tiene un intrínseca relación con varias  como la obesidad, hipertensión arterial, infarto cardíaco y cerebral, depresión, fibromialgia y estrés. Ello también -refirió- afecta a la productividad, pues disminuye la actividad laboral, física y mental.

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Para tener un sueño de calidad, Almerí recomendó no consumir cafeína antes de ir a dormir; tampoco ingerir mucha comida ni realizar grandes actividades físicas. 

"Hay personas que van al gimnasio en la noche, eso no es recomendable porque al hacer los ejercicios de libera adrenalina y noradrenalina, que son contrarios a la melatonina; y no se consigue un descanso de calidad", indicó.

El médico aconsejó tomar una buena ducha antes de dormir, descansar en un ambiente ausente de luz y ruido, por lo que no se debe tener electrodomésticos en el dormitorio.

Estudio revela que recuperar las horas de sueño perdido no es beneficioso para la salud

Dolor

Cabe precisar que un estudio, señala que después de una noche de sueño inadecuado, la actividad cerebral aumenta en las regiones y se reduce en las áreas responsables de modular la forma en que percibimos los estímulos dolorosos.

La investigación, publicada por el diario de la Sociedad de Neurosciencia, y encabezada por Matthew Walker, de la Universidad de California en Berkeley, supone la primera explicación de la relación entre el sueño y el dolor basada en el cerebro.