La Organización Mundial de la Salud (OMS) clasifica la obesidad como una epidemia mundial y una enfermedad crónica, ubicando al Perú en el tercer lugar de Latinoamérica en términos de prevalencia.
La Organización Mundial de la Salud (OMS) clasifica la obesidad como una epidemia mundial y una enfermedad crónica, ubicando al Perú en el tercer lugar de Latinoamérica en términos de prevalencia.

UNICEF detalló que, en el Perú, el 38.4% de personas entre 6 y 13 años de edad viven con sobrepeso, cifra que se ve acrecentada en Lima Metropolitana con un 44.6%. Considerando la proyección de que en 2030 habría más de un millón de niños con obesidad en el país, la doctora Cynthia Salcedo de La Positiva Seguros comenta las principales causas que provocan esta enfermedad y recomienda cómo prevenirla.

Antes, la especialista precisa en la diferencia entre sobrepeso y obesidad, señalando que lo primero implica una acumulación excesiva de grasa, mientras que lo segundo representa una enfermedad crónica que puede acarrear serias consecuencias para la salud física y emocional de los niños y adolescentes.

Es esencial destacar que la obesidad es una enfermedad crónica, compleja y multifactorial, que suele manifestarse en la infancia o adolescencia. Dada su creciente prevalencia a nivel mundial, se debe abordar tempranamente para evitar complicaciones futuras que afecten la calidad de vida”, agregó Salcedo.

Según la doctora, cambios en los hábitos alimentarios, falta de actividad física y exposición ilimitada a las pantallas, son los principales factores que contribuyen a la obesidad en la población más joven. En ese sentido, comparte las siguientes recomendaciones para que las personas mayores de la casa puedan fomentar hábitos saludables en el entorno familiar:

  • Identificar síntomas clave de obesidad: Estos podrían ser sobrepeso evidente, fatiga del niño durante la actividad física, somnolencia constante durante el día, estreñimiento recurrente, hiperpigmentación del cuello y la aparición de estrías en la piel. En caso de presentar uno de estos síntomas, consulta a un especialista.
  • Asegurar un adecuado descanso nocturno: La mala calidad de sueño promueve la obesidad. Los niños deben dormir de 9 a 12 horas por noche, dependiendo de su edad. Establecer una rutina de sueño regular y crear un ambiente propicio para el descanso puede mejorar la calidad del sueño.
  • Reducir el sedentarismo: Es importante disminuir el tiempo frente a las pantallas y tener más actividades al aire libre o interactivas. Una actividad física regular de por lo menos 60 minutos al día es lo recomendado. Ello fortalece los huesos, reduce la ansiedad, fomenta la autoestima y contribuye al control del peso.
  • Cuidar la alimentación: Una balanceada es fundamental durante la infancia, que incluya frutas, verduras, granos enteros, proteínas magras y productos lácteos bajos en grasa. Se recomienda principalmente sustituir las bebidas azucaradas por agua, y limitar el consumo de grasas saturadas y alimentos procesados.

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