​Andotecas, el proyecto hace que la gente se lleve el libro, lo lea y devuelva
​Andotecas, el proyecto hace que la gente se lleve el libro, lo lea y devuelva

Por el problema en cuanto a la literatura que Ecuador afronta, la Ministerio de Cultura junto a la fundación Fesildis, crearon el proyecto “Andotecas”.

El proyecto Andotecas, Bibliotecas de Calle, está en 14 puntos del Distrito Metropolitano. Nació de la mano de María Fernanda Riofrío y Pablo Ayala, pero apunta a ser ciudadano.

El proyecto se basa en la confianza ciudadana, pues no se debe dejar ningún documento y la gente se lleva el libro, lo lee y lo devuelve, o deja uno a cambio. Riofrío menciona que no hay restricción para los libros de las andotecas, salvo la pornografía, debido a que podrían tener acceso menores de edad. Sostiene que en las noches deben tener cuidado con algunas personas que venden papel reciclado porque se los llevan para comercializarlos. En los sitios en los cuales se han colocado las andotecas, los vecinos del barrio se dan modos para estar alertas y cuidarlas. Otros materiales que se pueden compartir son: revistas, películas o fotocopias. Aspiran a efectuar lecturas de libros.

En julio del 2015 a Riofrío, de profesión profesora, y Ayala, artista contemporáneo, se les ocurrió implementar una iniciativa que no era nueva en el mundo, pero sí en el país: colocar espacios donde la gente pueda intercambiar libros.

Esto porque a su juicio Ecuador es una sociedad que no lee, entre otros motivos, porque acceder a un libro es un lujo.

“Te dejo el que yo ya leí y tomo uno que no he leído y vamos compartiendo y entre todos hacer una biblioteca grandota y ciudadana, un espacio de intercambio de libros”, dice Riofrío. La iniciativa tenía que estar en lugares públicos y había que pensar en que la estructura soporte sol, lluvia, maltrato.

Por ello, Ayala la diseñó con la idea de hacerlo de un tubo de PVC. Las primeras, cuenta Riofrío, fueron hechas de reciclaje, pero luego hubo que adquirir nuevos materiales.

Aplicaron también a fondos concursables del Ministerio de Cultura que permitió ampliar la cobertura. Andotecas viene de una mezcla de las palabras andantes, peatones, espacios públicos donde la gente se encuentra, y tecas, de bibliotecas, contó Riofrío.

Con campañas en redes sociales, con amigos, con donaciones, lograron adecuar las primeras andotecas con unos 2.000 textos.

“Porque los libros deberían de gastarse y de botarse a la basura una vez que estén recontra usados y despedazados de tanto ser leídos y de tanto ser manipulados. ¿Qué sacamos con haber comprado un libro que va a estar intacto y maravilloso en una biblioteca y que nadie lo ve y nadie lo ojea?”, se pregunta.


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