Petroglifo en el distrito de Quequeña. Foto: I. Contreras.
Petroglifo en el distrito de Quequeña. Foto: I. Contreras.

Algo deteriorados por la erosión propia del paso del tiempo o por la mano del hombre, los petroglifos de Curlaca y Guanaqueros, ubicados en el distrito de Quequeña de la provincia de Arequipa, aún narran con pictografías la vida cotidiana de los primeros habitantes de esta zona.

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De acuerdo con el montañista Juan Iván Contreras, los pobladores utilizaban la roca para grabar con trazos, algunos más elaborados que otros, su acontecer diario, sus dioses, sus creencias, sus miedos y alegrías.

Quequeña, proviene de la palabra puquina “kekeña” que significa lugar rocoso y sólido. “Es uno de los lugares que tradicionalmente los arequipeños desean conocer, su hermosa campiña, su pequeña plaza o su iglesia. Pero lo que la mayoría omite son sus petroglifos, que son muy accesibles para cualquiera que camina un poco por la andenería”, señaló.

Los petroglifos de Quequeña han sido bastante estudiados junto a los de San Antonio, en el distrito de Yarabamba. Uno de estos estudiosos es Maarten Van Hoek, que en su trabajo “Petroglifos en Yarabamba, Arequipa, Perú: ¿Aplacando los Apus?”, explica la importancia de estos grabados.

No solo eran representaciones del que hacer cotidiano o de representaciones de auquénidos, zorros, cazadores, plantas, lluvia, sol, entre otros, sino que tenían un significado religioso básicamente de respeto a los Apus.

“Entes que viven en las cumbres de las grandes montañas, en este caso el Misti, al que también se le conocía como Putina o Guagua Putina (en quechua, guagua=niño y putina=hirviendo) o en Chachani”, afirma Contreras.

Los petroglifos son como libros, muchos creen que eran una especie de escritura primitiva debido a que muchas de sus representaciones se repetían en lugares distantes: San Antonio, Curlaca, La Caldera, Toro Muerto, entre otros, y tenían el mismo significado.

En especial, estos grabados de Quequeña datan de dos mil años A.C. hasta los mil años D.C.; es decir, hasta el reino Churajón, pasando por lupacas, aymaras, quechuas, collaguas o puquinas que radicaron en estos sectores.

ATENTADOS

Una de las piedras que contiene un petroglifo en el sector de Gayalopo, en Quequeña, fue dañada en abril del 2022 con una pinta de aerosol. En su momento, la exalcaldesa Laura López denunció el hecho en la comisaría de Yarabamba por el atentado contra la cultura de Quequeña.

La Municipalidad Distrital de Quequeña alertó en febrero del 2022 que 60 familias se instalaron en el cerro Trompin Chico. La invasión puso en riesgo un complejo arqueológico que alberga varios petroglifos. Las autoridades municipales informaron que son siete sitios arqueológicos que deberían declararse zonas protegidas por el Ministerio de Cultura.

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