Federico León y León siempre consideró a la literatura como una de sus grandes pasiones. Por eso, aunque sus estudios en Ingeniería Industrial y Administración de Empresas lo enfrentaban a retos alejados de esos mundos de ficción que tanto lo motivaban, él estaba consciente de que algún día lo llamarían, escritor.
”En la pandemia, cuando estábamos encerrados, se dio la oportunidad de seguir un taller de escritura, y dije bueno, será motivo para empezar a darle forma a mis ideas. Allí empecé a escribir mi primera novela que la publicamos el año pasado, y esta más reciente ‚’Tres veces Bogotá’ (Ed. Clorinda) es la segunda, y obtuvo una mención honrosa en el Premio Copé 2023″, dice León y León.
El que no lee, aunque se esfuerce, no podrá escribir literatura. Te da cierto panorama de cómo manejar la forma de ir contando las cosas y de armar una novela, y sobre todo qué es lo quieres decir. También por la lectura y mis escritores favoritos, tengo claro que siento la influencia de novelas que he leído, no se trata de copiar, pero sí es como una base.
¿Y la técnica dónde entra?
Los talleres te ayudan a entender realmente cómo armar la estructura de una novela. Cuando uno no sabe, dices, claro así es, pero toda idea la puedes manejar ya cuando empiezas a escribir. Ya con ese concepto, con esa idea de escribir cuentos y de allí con el taller que hice con Raúl Tola, me ayudó a darle forma y manejar la narrativa.
Retratos y secretos de familia hay en “Tres veces Bogotá”, ¿cuánto hay de ficción y de realidad? Mi primera novela es sobre la amistad, esta vez quise escribir una novela sobre los recuerdos, la memoria, cómo se forman, cómo uno crea su universo. Sí he usado elementos, del mío, de otros, pero más una estructura de otras novelas que me han gustado.
Entonces no existe en tu vida esa tía Mariana, tan misteriosa.
No, ese es un elemento para contactar con la realidad. Por qué una tía, yo siento que es alguien que conoces de chico, y que sabe tu historia, pero está fuera de tu mundo cercano.
No es tu mamá, te ve de lejos, pero a la vez maneja historias que te involucran y que nadie te contó. Así es, y si me atrevo a comparar un poco mucho de la estructura de esta novela con “Conversación en la catedral” de Mario Vargas Llosa. La tía Mariana cumple la función de lo que era el chofer de “Conversación en la catedral”. Cuando comencé a escribir me acordaba más de esta novela.
Los secretos familiares siempre serán temas que generan expectativa, curiosidad y mucho morbo. Yo tenía la idea de la novela, pero lo que me animó a escribirla fue leer un hilo en Twitter de una historia que contaba alguien en otro país. ‘Yo me enteré a los treinta de algo de mi familia’, decía. ¿Y ustedes? Una lista de gente en la red se unió para contar cómo se había enterado cosas de la familia años después de ocurridas. A la hora de escribir una emoción, un sentimiento personal, es estimulante sentir que es universal y que más gente se va a identificar con eso.
¿Entre tu primera novela, “Lunes otra vez” y esta segunda, “Tres veces Bogotá”, sientes que hay una evolución? Yo no diría que es mejor, porque cada una tiene su objetivo, lo que quizás esta última se encuentra más desarrollada. Mi editora me dijo que sentía mi pluma más suelta, y yo creo que la diferencia que puedo sentir entre una y otra, es que la primera tenía una estructura que ya había pensado y la seguí. Acá ya me he soltado un poco más y me he permitido más libertad.
¿Preparas una nueva novela? Sí, estoy avanzando, recién he comenzando a darle forma, no tengo claro el tema, pero hay ideas que van tomando cuerpo. Lo que tengo claro que mis dos carreras las seguiré alternando con la literatura, ambas me gustan.