Hey Arnold: La historia de locura y amor que se adaptó al dibujo animado
Hey Arnold: La historia de locura y amor que se adaptó al dibujo animado

Muchas de las historias de los dibujos animados son basados en la realidad, pero por lo general, nadie se imagina que son basadas en hechos espeluznantes.

Según la web más popular de latino américa llamada "Creepy pastas" afirman que la verdadera historia de "Hey, Arnold" se originó en la vida de Helga.

Cuenta la historia que en Moscú, habitaba una adolescente de 14 años que sería Helga, la misma que tenía problemas mentales y se la pasó gran parte de su vida en un internado por tener una pésima conducta y por tener trastorno bipolar. En el lugar donde se trataba, la atendía un psicólogo y se dice que fue este quien vendió el caso a los productores del dibujo animado. Así lo confirmaría un ex trabajador de la animación. 

Luego de un tiempo, vieron cierta mejoría en la chica, es ahí donde sus padres decidieron que asista a la escuela sin pensar lo que pasaría.

De inmediato, todos los niños y maestros, calificaron a la supuesta Helga de ser extraña y solitaria. Es ahí cuando un chico poco guapo pero con un carisma especial se acercó  a ella para entablar una amistad. Este joven sería Arnold.

Poco después de darse cuenta de las reaccionas raras de Helga, Arnold se dio cuenta que la muchacha no estaba bien mentalmente y se alejó, fue aquí donde comenzó su problema. 

La niña del lazo rosa vivía en una persecución buscando a Arnold, se escapaba de su casa para ir por él, lo espiaba y muchos testigos aseguraron que parecía su sombra. La familia del chico le advirtieron que se alejará de la niña y esta entró en una depresión grave, con muchos intentos de suicidio que ni su familia podía controlar. Luego de estos episodios, Helga volvió a estar internada en contra de su voluntad.

Pasó una semana y Helga logró escaparse e ir a buscar a su amor imposible. A Arnold le daba miedo e hizo que la internasen en un psiquiátrico restringido para personas con problemas más graves. Allí Helga pasó una semana porque al séptimo día internada al ver que no podría escaparse se corto la mano para que la llevasen a un hospital. De ahí sí se pudo escapar pero no llegó a encontrar a Arnold ya que se desangró en el camino y cayó muerta. 

Cuando la policía la encontró la llevaron a la morgue donde analizando su cuerpo encontraron unas letras marcadas en la piel, que al parecer se había realizado con objetos pulzocortantes y las heridas formaban el nombre Arnold.