Con muchas ganas de llevarse en imágenes muchas estampas arequipeñas, la pintora madrileña hace una pausa del encuentro en el que está participando en nuestra ciudad para responderme algunas preguntas.
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¿Arequipa te ha inspirado para pintar?
Me quedé impactada con el Convento de Santa Catalina que estuvimos pintando en una de las jornadas, me impresionó esos muros rojos, esos contrastes tan fuertes de luz con el azul de los patios. Estuvimos pintando a gusto y tranquilos. Me impresionó mucho el color, las formas, las columnas, los arcos. Es una fuente de inspiración para los artistas que les gusta pintar vegetación, arquitectura, cielos. Me recordó mucho a mi niñez. Me encantó también Santa Teresa, mi obra fue llevar al papel la torre de la iglesia y un olivo precioso, enorme y milenario, que me recordó mucho a España. Arequipa, si me toca describirla, es luz, color, simpatía, amabilidad, arquitectura como la de Andalucía, porque tiene esos muros de sillar, que crea esa mezcla de luz y sombra.
¿En qué ayuda la pintura a la humanidad?
La humanidad sin arte no es humanidad, desde la época de las cavernas, ya los antiguos pintaban y siempre el hombre ha necesitado expresar sus sentimientos a través del arte, como la pintura y la música. El arte y la pintura siempre han acompañado al ser humano. Como el arte y la cultura une a las personas, es la cura mental y espiritual, cuando uno está pintando se olvida los problemas, los dejas atrás, te pones a pintar y te olvidas de ellos. El arte une a las personas y las coloca en un estado de paz. A mí me ha ayudado mucho en muchas situaciones de la vida. Por ejemplo, en los encuentros con artistas, nos llenamos de energía, nos enriquece la convivencia personal con otros artistas que te regalan sus experiencias y aprendes de ellos.
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¿Cuál es la fuente de tu inspiración?
Yo empecé pintando paisaje, trabajaba en comercio exterior de aceite oliva, he tenido mucho material del campo. Me gusta mucho el paisaje, pero también me gusta lo urbano, la figura, pintar flores, bodegones, barcos. Con tu papel, tus pinceles, tus colores, te adaptas a lo que ves, a lo que te gusta. Si vieras la cantidad de enfermedades que cura la acuarela, cuando estás obsesionado con algo te pones a pintar y pasa. Además, he visto como amigos han logrado recuperarse de una enfermedad, pintando. Porque el arte es para el alma.
¿Cuál sería tu consejo a un joven acuarelista?
Hay muchos jóvenes acuarelistas arequipeños, muy buenos. Me he reunido con ellos, tienen una riqueza enorme aquí en Arequipa, porque tienen estudios especializados en acuarela. Les digo a ellos que hagan lo que les gusta, la profesión que elijáis debe ser algo que te guste, puede ser el arte, la acuarela, la arquitectura, la escultura, el periodismo, la fotografía. Yo conozco de Arequipa grandes pintores jóvenes, entonces hay mucho mérito porque no en todos los países hay esta oportunidad. Tenéis grandes maestros que tienen ya 90 años y hay artistas jóvenes arequipeños reconocidos en el mundo. Ayer conocí a Mauro Castillo, un gran talento, un artista que disfruta y ama lo que hace.
¿El Encuentro Iberoamericano crees que servirá de inspiración para muchos más eventos culturales?
Este es un ejemplo de convocatoria y organización. Estamos muy agradecidos. Arequipa, como Patrimonio Cultural de la Humanidad, es una designación muy importante y es un motivo para seguir organizando eventos culturales que haga que la gente joven se entusiasme. Queda mucho camino por recorrer, pero este evento ha sido un gran salto porque se ha cumplido con resultados increíbles.