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Muchos años después de haber estado detrás de la historia del grial, esa reliquia que supuestamente usó Jesucristo en la Última Cena, Javier Sierra, el escritor español que ganó el Premio Planeta 2017 por "El fuego invisible", nos presenta en esta novela sus hallazgos en una trama en la que se mezclan acción, romance y aventuras.

“Mis novelas parten de grandes interrogantes para intentar encontrar, al final de la aventura, una gran respuesta”, señala el narrador de Teruel acerca de la obra que también reflexiona sobre el origen de las palabras y el poder que estas tienen.

¿Qué se planteaba usted con esta novela?

El hilo argumental de la historia tiene que ver con la búsqueda del origen de las ideas, la inspiración literaria, cómo de repente han habido autores que han inventado palabras que han cambiado la historia, y el ejemplo más claro es la palabra grial, que la inventó un escritor, no un evangelista. Y esa palabra terminará definiendo en buena medida el sentido de la literatura europea y de la alta cultura europea durante muchos siglos. Y yo quería saber cómo se inventó, cuál era la fuerza que había detrás. Esas son las excusas narrativas sobre las que se levanta después una intriga de acción. Yo trato de construir una novela popular, una novela de emoción, de suspense, pero sobre bases cultas. Umberto Eco ya lo hizo con “El nombre de la rosa”. Por lo tanto, el lector de estas novelas, a la vez que se entretiene y descubre un hilo narrativo fascinante, también aprende mucho sobre la cultura y los orígenes de la cultura y, en este caso, sobre el poder las palabras.

¿Existe también el propósito de inspirar a quienes quieran ser escritores?

Hay una escena donde le protagonista le pregunta a su abuelo de dónde saca esas ideas para elaborar sus historias. Es una pregunta que se han formulado muchos grandes de la creatividad. Cuando le preguntaban a Beethoven de dónde sacaba sus composiciones, él decía que se los dictaba algo divino al odio y las plasmaba. Víctor Hugo, el padre de la literatura francesa moderna, reconoció que durante dos años practicó el espiritismo y que de esas sesiones obtenía una guía para unos textos literarios suyos importantes. Las fuentes, por lo tanto, son muy dispares, pero casi todos los grandes creadores creen que sus grandes ideas les han sido dictadas desde afuera y eso a mí me intrigó muchísimo.

¿Y en su caso, de dónde nace la inspiración?

Yo no tengo la sensación de que a mí me dicten las historias. Yo necesito aislarme, necesito silencio, trabajo en una habitación sin ventanas, muy concentrado en mi propia historia. Es así desde que empecé a escribir. Mis mundos están dentro y debo sacarlos para compartirlos con los demás.

Lo han comparado con Dan Brown. ¿Qué diferencias hay entre el autor de "El código Da Vinci y usted?

Los temas que aborda Dan Brown son, en buena medida, los temas que abordo yo también. A los dos nos fascina las claves ocultas en el arte, los agujeros negros de la historia que no se nos han explicado, los personajes sorprendentes de nuestro pasado, los códigos que se ocultan en edificios, en lugares de la vida pública. A los dos nos interesa eso. Dan Brown lo elabora de una manera, quizás en él pesa más la acción, la velocidad, que el poso cultural, y en mi caso yo trato de equilibrar eso un poco más, trato que las fuentes, las referencias, sean muy serias. A mí me gustaría que el lector de "El fuego invisible" buscara "El cuento del grial", de Chrétien de Troyes, o las historias de Víctor Hugo, donde habla de sus fuentes de inspiración. En fin, que de alguna forma, mi libro sirviera de puente a otros libros. Creo que ese es el gran servicio que puede prestar una buena novela.

En la novela hay muchas referencias literarias y también hay detalles que nos invita a un viaje por los lugares que se mencionan...

Es importante que la novela moderna no solo conmueva sino que también mueva, que de alguna manera invite al lector conocer más sobre los escenarios, sobre las fuentes del escritor. Al final, la cultura se construye así. Yo he descubierto que cuando tú despiertas la curiosidad en un lector, lo que este aprende no se borra nunca. Si tú le regalas la información, el lector la recibirá con más o menos interés, pero al cabo de un tiempo se le terminará olvidado. Pero si en vez de darle la respuesta, le invitas a formularse la pregunta, conseguirá que la información se quede con él para siempre. Y eso es lo que busco, estimular la curiosidad.

Cambiando de tema, ¿le parece correcta la decisión de no otorgar el Nobel de Literatura este año?

Las denuncias de abusos (sexuales) que se han destapado en el seno de la Academia Sueca empañan el honor de la institución. A mí me parece bien que se tomen un tiempo, se revise todo el sistema y lo retomen el año que viene. Es imperdonable que en una institución como la Academia Sueca se produzcan ese tipo de hechos. Si queremos que nuestra sociedad progrese y alcance valores éticos altos, los primeros que deben dar el ejemplo son los que están al frente de las grandes instituciones en las que todos nos miramos. Por lo tanto, el reconocimiento del error es el primer paso, la curación de las heridas el segundo, y el regreso a la normalidad el tercero.

El Premio Planeta fue un sueño para usted. ¿Qué ocurre con el Nobel?

No sueño con el Nobel de momento (risas). Yo creo que las cosas tienen su tiempo. Creo que hay un enorme recorrido todavía para llegar ahí. No aspiro a eso ahora.

PERFIL

Javier Sierra (46) es un periodista y escritor español nacido en Teruel que ha publicado entre otros libros "La cena secreta", "La dama azul", "El ángel perdido", "El maestro del Prado" y "La pirámide inmortal".