“Altos volúmenes de cielo” (La Balanza y Escandalar Libros) es una de las gratas revelaciones que dejó el 2021 entre las publicaciones de poesía.
La selección de Alberto Castillo recoge una serie de poemas que tienen el alma del oficio que forma parte de la leyenda de Javier Sologuren: la del editor e impresor tipográfico.
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El poeta peruano no solo resaltó entre los miembros más luminosos de la Generación del 50, sino también como una de las claves de la producción editorial, a través de “La Rama Florida”, entre 1959 y 1972.
Publicó libros de los jóvenes Javier Heraud, Blanca Varela, Carlos Germán Belli, entre los peruanos, y extranjeros como Jorge Guillén y Allen Ginsberg.
Sologuren destacó por su dedicado y artístico trabajo con el papel, la tipografía, el diseño, la encuadernación y hasta en la distribución.
Por ello, la aparición de “Altos volúmenes de cielo” ha sido una revelación y una aproximación más personal sobre la idea que tenía el poeta de la escritura, la palabra impresa, los contornos, los márgenes, las columnas.
El lugar físico, la forma de la poesía, la más cercana a los ojos del lector, es también una obra de arte, una manera de componer las emociones y hasta lo inexpresable.
“Nada dejé en la página / salvo / la sombra / de mi inclinada cabeza”, se lee en un poema recogido en la reciente publicación.
Así, el poeta y el editor se encuentran en un libro que hace un justo homenaje a uno de los escritores fundamentales de la literatura peruana.
AUTOR
Javier Sologuren (Lima, 1921-2004). Es poeta de la Generación del 50. Publicó “El morador”, “Vida continua”, “Retornelo”, “Hojas de herbolario”, entre otros libros.